Friday, April 15, 2011

TWISTED SISTERS



Libro Primero




MORO, T. Utopía. Editorial Época. Iztapalapa, México, D.F. 1982



A todos aquellos para quienes enmascarar la palabra significa prostituir la verdad.


Sol sin sombra guarecedora en el centro del país. Algunos nos quedamos grounded en la capital, otros más buscan playas, bosques y pequeños pueblos, los menos escapan to New York during the spring break, mientras el grupo ¿minoritario?, estadísticamente insignificante they say, trata de liberarse de ese lejano distrito financiero.


Este es un servicio para toda la comunidad.


_ Oye, Marco. ¿Si me puedes ayudar con las cosas? -me avisa la secre, que en un segundo ha "ensamblado" la frase y hecho girar el picaporte.

Chin, siquiera avisa mami; yo, sin webcam de por medio, todavía conservo un poco de pudor, la próxima vez si me agarras en paños menores, conste.

_ Ok, ahorita que termine, plis. Deja por favor lo que me voy a llevar yo -trato de mostrar compostura mientras me zippeo

_ Ok, ahí te dejo una caja sobre mi escritorio -y se despide en un santiamén.

_ Right, got it, babe -le digo, ya completamente fajado.


Me hago de la box made of recycled paper, y bajo rápido pa´no dar lugar a quejas infundadas, mientras me topo con mi boss y una de las vigilantes.

_ ¿Ya te vas, Marco? -inquiere quien autorizó mis cheques.

_ Así es, voy pa´ la coordinación -ya saben que cuando más apurado está uno, es lo mismo que andar en la lela.

_ ¿Quieres el diablito, Marco? ¡Ah, ya sé! ¡Pepe! ¡Ah, no Don Manuel! ¡Ándale, ya te conseguí "raid" -me apura mientras me dota de una caja mayor y más resistente pa´trasladar los "drinks" pa´nuestro evento académico.



Sarko Bourre (Drunk) FULL VERSION


From Santa Úrsula Coapa to the world.



Con tal de que nos les parezca metido con calzador la anterior caniaventura, va otro caso que me aconteció con ese tipo de humanos que no se despiertan tramando como chingar al prójimo.

Pues nada, que ya me iba derrotado, porque no pude conseguir que a mi mujer le abrieran una bank account porque tengo que presentar un comprobante de domicilio reciente, so requisitos son requisitos, ¡va, pues!. Tomo mi bicla, que sé que no está en las mejores condiciones, y como no tuve otra excusa pa´que la ajusten, que el de ponerle una basket en la bike shop, que no venden; me monto en ella así sin su debido mantenimiento, esperando conseguir más tarde una llave pa' darle su... reparación. Subiendo la pendiente y notando que ya está güila a más no poder, me detengo donde un eléctrico automotriz esperando me haga la balona, con su respectiva propina, no crean que soy tan tecuco y manchado.

_ ¿Tiene herramienta? -obvio una pregunta sin sentido, que recibirá su respuesta apropiada.

_ Si no con que trabajo, compa -me responde uno de los aficionados al Gráfico, que no es uno de mis colegas.

_ ¿Me puede apretar el manubrio, por fas? -trato de olvidar un poco mi hablar golpea'o pa' obtener lo que me urge.

_ No le hago a eso, me dice sin apartar la vista de los clasificados -ok, no worries, mejor me alejo sin agradecer irónicamente.

No tengo que empujar mucho mi baika, pa' notar a un compa que reparar elevadores, puertas y demás componentes automotrices. Esta vez la persuasión debe ser más sútil pa' conseguir el objetivo, así que pongo cara de perro apaleado, a ver si lo logro.

_ Buenos días. Disculpe, ¿usted podría apretarlo? -es mi primera aproximación.

_ A ver, déjame ver. Pásame las pinzas de presión -le solicita a su pareja.

_ ¿No va a maltratar la tuerca? -le comento insensatamente.

_ ¡Cómo vas a creer! Ahorita vas a ver como queda en un 2 por tres. Alíneale ahí, y corre un poco el manubrio. ¿Ya ves? Ya está -exclama triunfante.

_ Muchas Gracias, sí ya quedó -yo estoy mucho más satisfecho que él. ¿Cuánto le voy a deber? -ha llegado la hora de retribuir el servicio.

_ ¿Qué pasó? Es un servicio a la comunidad. Me ofende -y sí su cara expresa una sinceridad que hace mucho tiempo no veía por el rumbo.

Preparado para ese toma y daca acostumbrado en el vecindario (he estimado estadísticamente que en el tianguis le aumentan aprox. un 25% a los precios normales, si notan que mi mujer viene conmigo, o comentamos en inglés lo que vamos a mercar) le ofrezco:

_ Si tiene feria, aquí tiene uno de a veinte -la diplomacia no es mi fuerte.

_ Nombre, mira, si no cambia uno, entonces quién. Hay que ya cambiar esto, ¿no crees? -chin, no esperaba esta lecture of street wisdom so early, indeed.

_ Gracias, espero pronto pagarle el favor -yeah, stereotypes do always work, huh? Que Dios lo bendiga -es lo único neto que atina a salir de mi boca.

_ Igualmente, ve con Dios, hermano -todavía me desarma al empezar yo a pedalear.


Do you really understand the nature of climate change?


Ok, let´s go back to the seminar; sorry, si pensaron que con traer un gringo, con todos los gastos pagados, pa´llevar agua a su molino era suficiente, les salió mal la jugada, coleguitas. By the way, es de pésimo gusto esperar a uno que ha de ser aludido deje un auditorio pa´descalificarlo, o también aprovechar el monopolio que brinda su posición (que no su pericia sobre un tópico en particular; face it! ustedes no creen en el espíritu renacentista del conocimiento) pa´despotricar contra los que ustedes consideran sus detractores (que al final no son más que simples compas que no comparten sus puntos de vista, porque son varios) y desestimar públicamente las hipótesis ajenas -que ni entienden siquiera-, get a blog, to relax a bit, buddies! It does really work, believe me!



Nombre, y pa´acabarla torcer las palabras de la holy cow you brought, it´s really outrageous, honestly. Todo por un simple: stand your ground, and do not compromise. ¿Apoco duele mucho eso? Se necesitan muchos de esos pa' meditar y definir la posición de uno, y además no es lo mismo ser bouncer en la frontera que estratega, compita. So, ¿cómo vamos a encontrar respuestas? Pues se necesitan las mentes más brillantes around, pero además comprometidas con la transformación verdadera, si no es así, entonces nos recetarán -pa´no variarle- el gatopardismo de siempre, camaradas.











http://creatividadsocialmentecomprometida.blogspot.com/2011/04/twisted-sisters-libro-primero-moro-t.html
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Tuesday, April 12, 2011


The four legged stool that won the US presidential election

Feature by Manning Marable, December 2008

What are Barack Obama's political roots? Manning Marable considers his historic election and argues that he is part of a new generation of post-racial black politicians.

My initial reaction to Barack Obama's victory is that of a historian - race has been the fundamental chasm in US democracy for 400 years. Blacks arrived here as slaves in 1619, about 150 years before the American Revolution and 170 years before the US constitution was ratified founding the nation state. All of that rested on slavery and the exploitation of black labour. So in 1790, in the very first law passed by the incoming administration of George Washington, the definition of a US citizen was a free white person, preferably with property.


Motley Crue - Enslaved

African Americans did not become US citizens until 1865 with the passing of the 13th Amendment to the constitution. And the majority of blacks did not vote in a presidential election until 1968, after the Voting Rights Act of 1965. Considering the majority of blacks only cast votes for the first time 40 years ago, to have a black chief executive is truly amazing.

On many levels, Obama represents symbolically what Nelson Mandela did in South Africa. Mandela's role was to serve as a human bridge across the pain and suffering of apartheid. That allowed well-meaning whites to expiate their guilt and shame at complicity in an evil system and it permitted whites who had been in favour of apartheid to have a role in the new state in a multiracial society. In similar fashion, Obama personifies the coming together of black and white and the transformation of the country.

He represents a bi-racial bridge across the racial divide. This reaches out to young white people under the age of 35 who have no memories of Jim Crow segregation and to whites who are over 60 and were complicit in the Jim Crow laws or benefited from them. It allows people to distance themselves from their own histories on the basis of shared hope and multiracialism.

You can think about Obama's winning coalition like a four-legged stool. The first leg was African Americans who voted for him at a rate of around 96 percent. More significant, the percentage of black votes within a national electorate of 130.5 million was 13 percent, up from 11 percent in 2004.

The second leg was Hispanic. The Latino vote varied from state to state, but nationwide it averaged 67 percent for Obama versus 31 percent for McCain. In 2004, George Bush won 44 percent of the Latino vote and Kerry 53 percent. In Florida, Obama won 57 percent of the Latino vote, which means more than 40 percent of Cubans voted for him. That is astonishing. In a state like New Mexico where 41 percent of the electorate is Mexican American, Obama won 69 percent to McCain's 30 percent.

Landslide

The third constituency was young Americans. I would classify them as 35 or younger, but the statistics on those aged 18-29 are spectacular. There are 44 million in that group, voting at a rate of about 63 percent. Of those who turned out, 67 percent voted for Obama. Among those aged up to 35, Obama won 60-61 percent. The fourth constituency was women - 58 percent of whom voted for Obama.

There were also smaller groups that delivered votes in landslide proportions. For example, 78 percent of Jewish votes went to Obama. This is better than Kerry or Clinton achieved despite the attempts to depict the president-elect as a secret Muslim or label him Barack Hussein Obama.

His victory represents a profound shift among whites in Scranton, Pennsylvania, or Southern Ohio, where delivery firm DHL just shut down their facility in the tiny town of Wilmington with the loss of 9,500 jobs. Over a quarter of a million jobs disappeared in the US in October alone. There are 10,000 foreclosures on family homes each day. It is in that environment that white working class people - so-called Reagan Democrats - shifted.

Many white people, especially in rural areas where there are long histories of Ku Klux Klan and white-vigilante activity - in rural North Carolina and Virginia, for example - said: "I was raised to be prejudiced against blacks, but I can't vote against my own interests and I have to support Obama." So Barack carried North Carolina and Virginia.

The population of white-European descendants, the non-Hispanic whites, will peak in 2016 and then fall. The number of blacks, Latinos and Asians will pass the total of European descendants by 2042, according to the US Census Bureau. So Obama was inevitable in terms of winning the presidency - it just came sooner than anticipated. Unlike most people, who said "I never thought I'd live to see it", I did think I would see it - but maybe when I was 70, not at 58.

In the US, "middle class" is a euphemism for people who are not wealthy. If we had a broad social democratic party that acted like a social democratic party they would call themselves working class. Here in New York we have a Working Families Party and a tradition of independent parties that fuse with the major candidates at elections. So I voted for Obama, but not as a Democrat. I voted on the Working Families ticket. I am a member of that party, and we run independent candidates for office - for the state legislature or city council. At the presidential level, and frequently the governor level, they fuse with the Democrats. Why vote for Obama on a Working Families ticket? You are counted independently of the Democrats and it shows there is a left constituency in the state of New York. It gives us some leverage on decision-making and policy and we run our own candidates at local level.

People like me have been pushing for electoral innovations for many years, trying to get rid of the electoral college system and have instant run-off votes, where you have a third party and if your candidate is not elected your vote switches to your second choice.

Some people are saying ridiculous things, suggesting the US is now a post-racial society. It is ridiculous for several reasons. Obama represents a generation of what might be called post-racial black politicians - by which I mean they espouse a politics that minimises matters of race. They do not like to talk about race and subsume it under the rubric of poverty and class. So they are generally left of centre, or liberal, on social and economic policy. Obama is a progressive liberal.

What makes Obama different is that he has also been a community organiser. He has read left literature, including my works, and he understands what socialism is. A lot of the people working with him are, indeed, socialists with backgrounds in the Communist Party or as independent Marxists. There are a lot of people like that in Chicago who have worked with him for years. But to differentiate, this new generation of elected black officials are unlike the older group who emerged in the 1970s and 1980s whose constituencies were entirely black.

The number of blacks in Congress has increased from five in 1964 to 10 in 1970, 16 in 1980 and 43 today - out of 435 in the House of Representatives, or 535 including the 100 in the Senate. The people who emerged in the 1970s and 1980s were elected by constituencies that were almost entirely black. But there has been a change in white electoral behaviour that began in the late 1990s. Prior to that time about two-thirds of whites said they would never vote for a black presidential candidate or for a black governor of their state. However, many of the old farts - there is no other name for them - began to die off. Younger whites have been socialised not under racial segregation but in a racially integrated social and cultural environment where hip-hop is the music of urban America for whites, blacks, Latinos and Asians.

There has been a change in white political culture. There are now about 650 blacks elected to state legislatures throughout the US and one third of black state legislators represent majority white districts. That is significant. In Congress the numbers are smaller, but I estimate that of the 43 perhaps one quarter represent majority white districts. You no longer need to run in a minority district in order to be elected if you are a member of a minority.

Among the post-racial black leadership, Deval Patrick is the governor of Massachusetts, David Paterson is the governor of New York, Cory Booker is the mayor of Newark, New Jersey, and Harold Ford Jr is head of the Democratic Leadership Council - the right wing of the Democratic Party. Obama is a part of that cohort. He is more liberal than most of that group, but he is in it. The group is pragmatic and centrist. It cooperates with Republicans and tries to present a non-partisan or post-partisan appeal, the way Obama does. So you will see Republicans in some key positions in Obama's administration.

Obama regularly sends text messages to millions of people. He just sent a message saying, "Don't go away, now I need you to help govern." There is a debate right now within the Obama campaign about whether to move fast or go more slowly. The argument is that there have been 10 elections for president between 1968 and 2004 and Republicans have won seven of them. Obama is looking at the history and so are progressives who worked with him or critically endorsed him, like myself.

My argument is simple. The left must force him to carry out the agenda he promised, and that includes a national healthcare system - which is not to my liking, but would be far better than what we have. That is the number-three priority. The main priority is ending the war in Iraq. The second is the economic crisis. We need a robust Keynesian approach to employment and investment in infrastructure - a lot of the bridges built by the works projects administration of Franklin D Roosevelt 75 years ago need to be rebuilt and the roads are crumbling.

We also need a solution to the foreclosures, to keep families in their homes. The fourth issue is green energy - a national challenge to be independent of foreign oil in 10 years. And a fifth priority is immigration - essential to Latinos. There are 12-14 million undocumented Americans living in this country as so-called illegal aliens and there has to be a pathway to citizenship for them.

Obama is not a Marxist or a socialist - he is a progressive liberal with a kind of centre-left strategy. He will be Keynesian on economic policy. He is an astute politician who is trying to construct a coalition that has striking parallels to the New Deal, built on these core constituencies I have identified - working women, Hispanics and blacks, who are overwhelmingly working class. But he is going to put forward policy that is centrist or "moderate".

In some ways he is a reverse of Reagan, in that Reagan ran a hardline right campaign but appealed to moderates through certain initiatives. He unified people - the so-called Reagan Democrats - around positions that transcended the Republican Party. Barack is doing the same in reverse. He is anchored to the progressives in the Democratic Party, but reaching to the centre on policy and through certain values, for example on faith-based initiatives.

Most of us on the left have taken a position of critical support toward Obama. We have to press him to carry out his own agenda.

The analogy of FDR is appropriate. But someone has to play the role of A Philip Randolph, the black socialist leader who attacked FDR from the left and in 1941 forced him to sign an executive order outlawing racial discrimination in factories producing for the war effort that refused to hire black people. Randolph threatened to bring 100,000 black workers to surround the White House. Roosevelt capitulated and signed an order that was the foundation of affirmative action.

We need a network that can do it. That is the challenge for socialists in the US.

Manning Marable is professor and founding director of the Institute for Research in African American Studies at Columbia University.

Derrumba OCDE mito de mexicanos "holgazanes"; son los que más horas trabajan

Carlos Acosta Córdova


MÉXICO, D.F., 12 de abril (apro).- Los mexicanos trabajan mucho, ganan poco, son de los más pobres… ¡pero están contentos!, según se desprende de un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
De ocupar siempre los últimos lugares en los ámbitos social y económico, México por fin accede a un primer sitio en las famosas listas de la OCDE. Y es una sorpresa: Entre los habitantes de los 35 países que integran el organismo, los mexicanos son los que más trabajan.
De acuerdo con su informe Society at a Glance (Panorama Social), que difundió este martes en su sede en París, la OCDE señala que los mexicanos dedican al día 10 horas al trabajo (entre remunerado y no remunerado), mientras que el promedio de la organización es de 8 horas. Los belgas, al final de la lista, son los que menos tiempo dedican al trabajo: 7 horas al día.
Con el título de “¿Quién es más activo? Las horas de trabajo y las tareas del hogar en los países de la OCDE”, el organismo dice en la introducción de su informe:
“Los mexicanos trabajan, al día, más que cualquier otro de los países de la OCDE. Dedican 10 horas al trabajo remunerado y no remunerado (como la limpieza y la preparación de alimentos en casa). Los belgas, en cambio, trabajan menos, unas 7 horas, por debajo del promedio de la OCDE, de 8 horas al día”.
Los informes Society at a Glance revisan siempre las acciones que emprenden los países para promover el progreso social de sus habitantes. En esta edición 2011 presenta información estadística sobre los principales indicadores sociales (demografía, empleo, desempleo, pobreza, desigualdad, gastos en salud), pero también sobre temas como tolerancia y confianza de los ciudadanos sobre su situación actual).
En ese contexto, el sorpresivo primer lugar de los mexicanos, por ser los que más tiempo dedican al trabajo, se viene abajo apenas revisar las demás estadísticas: México es el país donde más a aumentado la pobreza; los ingresos son más insatisfactorios y donde abunda el trabajo no remunerado.
En efecto, una de las gráficas es elocuente: México es uno de los países donde la desigualdad de los ingresos ha aumentado notoriamente. Sólo arriba de Chile (de reciente ingreso a la OCDE), nuestro presenta un coeficiente de Gini de 0.48, mientras que en la punta de la lista aparecen países como Eslovenia, República Eslovaca y la mayoría de los países nórdicos, con coeficientes de 0.24 a 0.26.
El Coeficiente de Gini es un indicador que mide la desigualdad de los ingresos: entre más cerca esté del 0 quiere decir que un país está más cerca de la igualdad, y mientras más cerca del 1, más próximo a la desigualdad total, a la peor distribución de los ingresos, donde los ricos tienen mucho y los pobres, que son la mayoría, cada vez tienen menos. Es el caso de México.
Otros cuadros y gráficas muestran que México ocupa el nivel más alto de pobreza relativa entre los países de la OCDE: mientras que el promedio de los países del organismo es de un pobre por cada 10 habitantes, en México uno de cada cinco habitantes es pobre. El 20% de la población, pues, se mantiene en algún grado de pobreza.
Mientras la tasa de pobreza en México es de 21%, que lo coloca en el último lugar de la lista, la República Checa –primer lugar-- tiene una tasa de 5.4%. El promedio de la OCDE es de 11.1%.
Otra: México es también uno de los países donde sus habitantes tienen ingresos con los que les resulta “difícil o muy difícil” vivir de ellos. No está en el último lugar de la tabla, pero se acerca mucho: en el 32, de 35 países.
Según la tabla, un 47% de los habitantes del país –casi la mitad-- vive insatisfecho con sus ingresos. En la cola está Hungría, con un 76% de personas a las que no les alcanza para vivir. En la cúspide, Noruega y Dinamarca con apenas 6% de sus habitantes con problemas para vivir satisfechos con el ingreso que tienen.
Paradójicamente, según el reporte de la OCDE los mexicanos son los que menos se quejan de su situación, pues “reportan un gran número de experiencias psicológicas positivas (sentirse descansado, sonriente, aprender o hacer algo interesante y disfrutar). En este indicador México está en el tercer lugar de los más satisfechos de la OCDE.
Y por si fuera poco, al mismo tiempo los mexicanos “reportan un nivel de experiencias negativas (dolor preocupación, estrés, tristeza, depresión), por debajo del promedio de la OCDE”.

Contrabando humano Vip: las entrañas de la corrupción

Autor: Ana Lilia Pérez

Investigaciones internas del área de inteligencia de la Secretaría de Gobernación y del Instituto Nacional de Migración revelan el modus operandi de las redes de tráfico internacional de indocumentados más costoso del mundo –que genera ganancias de 90 mil dólares por indocumentado– y la penetración de los traficantes en la administración de Felipe Calderón. Los documentos exhiben cómo, en plena “guerra oficial contra el narcotráfico”, el contrabando humano Vip –fuente de ingresos para los cárteles mexicanos, según la ONU– tiene paso libre en las aduanas del país

La colusión entre autoridades y funcionarios migratorios convirtieron a México en trampolín de redes internacionales del tráfico humano más costoso del mundo: transporte aéreo, lujosos hoteles y restaurantes gourmet. Para las organizaciones criminales de tráfico de indocumentados Vip, los cárteles mexicanos ofrecen sus servicios como outsourcing directamente o a través de funcionarios públicos incluidos en sus nóminas.

El vuelo Air France 434, procedente de París, aterriza sin contratiempos en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. Apenas se detiene, Lin desabrocha el cinturón, se levanta, abre el compartimento del equipaje de mano y toma su bolso. El avión conecta justo en la terminal 1, así que camina por el túnel hacia la sala 26.

A medida que los pasajeros ingresan, dos agentes del Instituto Nacional de Migración (INM) revisan pasaportes. La mayoría son franceses, italianos y uno que otro, tunecino. Lin extiende el suyo: un pasaporte color vino con el escudo de la República Popular de China. El agente le indica que aguarde. Una vez que revisan los demás, le piden que los acompañe.

Caminan hacia los filtros migratorios. Antes de llegar, el agente le devuelve el pasaporte y coloca dentro la visa con la fotografía de Lin. Le indica el filtro al que debe pasar. En el mostrador, otro agente del INM da visto bueno a sus documentos. Lin se traslada hacia el vuelo que la llevará directo a Filadelfia, donde la espera su esposo.

Ésta no es una revisión migratoria normal, sino una fase de la red contrabando de indocumentados. Lin llegó a México sin visa y el agente del INM le dio una apócrifa. Ella entregó las fotografías en Beijing a los traficantes que su esposo contrató en Filadelfia, por 85 mil dólares, para que la trasladaran a Estados Unidos, y éstos, a su vez, las enviaron a sus socios mexicanos para que falsificaran la visa.

Aquella noche, los agentes del INM entregaron documentos similares a otros dos pasajeros de origen chino que llegaron en el vuelo AF434.

Lin es indocumentada, pero su viaje nada tiene que ver con el del los cientos de “sin papeles” que ingresan a diario a territorio mexicano, particularmente por la frontera Sur. Los polleros la trasladan de aeropuerto en aeropuerto, de manera que no tendrá que enfrentarse a la Bestia, correr en las redadas ni implorarle a dios que la proteja de los secuestros de Los Zetas, porque Lin es una indocumentada Vip, de los que jamás se les verá cruzar el desierto ni dormir en albergues. Es el contrabando humano mejor organizado del mundo.

Contrabando sofisticado

Cuando se habla de ciudadanos de China traficados a América, se imagina a cientos de hombres y mujeres segregados en la bodega de un vetusto barco, ocultos en el doble fondo de un tráiler, hacinados en sótanos y galerones clandestinos sin ventilación. En cargueros, graneleros, o chineros que zarpan de los puertos de Guandgdong, Hong Kong y Shanghái, miles de chinos son trasegados del mismo modo en que hace dos siglos los chinese brokers traían la mano de obra con la que sustituyeron a los negreros. Pero no todo el contrabando es igual.

Las Triadas, organizaciones criminales que controlan en Asia el tráfico de drogas, la piratería, la trata de personas y el tráfico de indocumentados a América operan también el contrabando de indocumentados vía aérea, con la colaboración de agentes migratorios, aduanales y empleados de aerolíneas.

Quienes contratan sus servicios para que los lleven a Estados Unidos, e incluso, a México no duermen en galerones o contenedores, sino en camas king size, en hoteles con alberca y centros business; tampoco viajan en el doble fondo de un camión, sino en taxis turísticos. Comen en restaurantes y reciben instrucciones vía celular, con interconexión en cada país de transbordo.

Por ejemplo, varado en La Habana, Liu Lee recibe un mensaje de texto en su celular. Su traficante le indica que recién le envió a su correo electrónico el boleto de avión que lo llevará a Cancún como indocumentado. Acude a un café internet ubicado en el barrio chino y lo imprime; éste fue comprado por el traficante en la ciudad de Kowloon, Hong Kong, a la KLM Royal Dutch Airlines. Cuando sale de Cuba, le cambian el celular por otro que usará en México. Así ocurrió desde que voló de Shanghái a Ámsterdam y de Ámsterdam a La Habana.

“Éste es el sistema más sofisticado de tráfico de personas y también el más costoso”, explica Samuel González Ruiz, consultor de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en delincuencia organizada. Se trata de la otra parte de los indocumentados hacia Estados Unidos que generan a los traficantes ganancias, estimadas por la ONU, de 6 mil millones de dólares anuales.

Los indocumentados Vip se cuentan entre los 3 millones de personas que cada año los traficantes de drogas colocan en suelo estadunidense, según datos de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD). Por su traslado, pagan entre 80 mil y 90 mil dólares más hospedaje, traslados por tierra y alimentación. Las investigaciones internas de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO), de la Procuraduría General de la República (PGR), indican que los miembros de estas redes –choferes, hoteleros, restauranteros– reciben el efectivo al momento en que dan el servicio.

La mayoría de los clientes es de origen chino, porque “un chino puede pagar cantidades muy importantes para ser trasladado a Estados Unidos y buscará la forma más efectiva por muy alto que sea el costo”, explica González Ruiz, extitular de la SIEDO.

México es estratégico para estas redes, no sólo por su posición geográfica como vecino de Estados Unidos, sino por la colaboración que tienen de los cárteles y grupos de la delincuencia organizada, pero, sobre todo, por la colusión con funcionarios del INM.

Apenas el año pasado, jueces federales enviaron a prisión a 20 funcionarios del Instituto que operaban para estas redes proporcionando visas y formas migratorias apócrifas y simulando la revisión en las aduanas, particularmente en el aeropuerto de Cancún.

Contralínea tuvo acceso a investigaciones internas elaboradas por el área de inteligencia de la Secretaría de Gobernación (Segob) y del INM en las que se documenta el modus operandi de estas redes y el nivel de penetración en la estructura gubernamental. Las investigaciones oficiales exhiben cómo, en plena “guerra oficial contra el narcotráfico”, el contrabando humano –fuente de ingresos muy redituable para los cárteles mexicanos, según la ONUDD– tiene paso libre en las aduanas.

Para los traficantes, tener en sus nóminas a empleados de aerolíneas es medular. Hasta mediados del año pasado, en que suspendió sus vuelos, Mexicana de Aviación fue utilizada para trasladar de Cuba a México y del Distrito Federal a Tijuana, Guadalajara y Monterrey a chinos indocumentados. Ingresaban por el Aeropuerto Internacional de Cancún, el segundo más transitado del país y el primero en afluencia de turismo internacional.

Los traslados de La Habana se operaban en dos vuelos diarios (el 7323 de la mañana y el 7579 de la tarde) directos a Cancún. Las salas del aeropuerto eran un hervidero de orientales enfundados en ropa ligera y tenis, gafas oscuras y celular en mano. Parecía como si en Hong Kong se rifaran viajes todo pagado para vacacionar en la Perla del Caribe.

El caso del vuelo 7579 del 29 de noviembre de 2009 es ilustrativo:

Aterrizaje puntual, 17:00 horas. Descienden 10 chinos veinteañeros. Los aguarda una mujer que viste chaleco azul marino y pantalón a tono: es una guardia de seguridad del aeropuerto. Los conduce a una sala de espera. Minutos después, un agente del INM se les acerca y les extiende un legajo de documentos y les indica que se dirijan a los filtros migratorios.

Ingresan a los filtros 1, 15, 17 y 19. En el filtro 15, la agente en turno recibe al primero de ellos. Le pide su pasaporte y simula pasarlo por el lector electrónico. El sistema marca que no hay lectura, pero ella omite la advertencia y oprime enter. La máquina le pide ingresar el número de vuelo y visa, también lo omite. Sella la forma migratoria, no el pasaporte; devuelve los documentos al migrante. Repite la operación con otros cuatro chinos.

En el filtro 17, la agente hace exactamente lo mismo con otros dos chinos; su compañero del filtro 19, con tres más. Al agente del filtro 1, sólo le toca uno. Acabada la “revisión”, los extranjeros se reúnen de nuevo. Otro agente del INM les indica que ya los esperan taxis que los llevaran a sus hoteles de Tulum, por 5 mil pesos la noche, alberca, desayuno incluido. Allí, aguardan instrucciones del día en que tomarán el siguiente vuelo a la ciudad de México y después a Estados Unidos.

La simulación en la revisión es el procedimiento más utilizado por el personal de Migración que trabaja para estas redes criminales. Los altos mandos también están involucrados. Son los que alteran las listas APIS (Advanced Passenger Information System) que las aerolíneas comparten con las autoridades migratorias de cada país en las cuales se especifica la nacionalidad de sus pasajeros.

Esto es lo que hacía el delegado del INM en Quintana Roo, Sergio Hernández Champo; el subdelegado Ricardo López Palomera; y la coordinadora de servicios migratorios, Judith González Gallardo, que hasta el año pasado colaboraron con estas redes de contrabando.

Los documentos apócrifos que se entregan a los indocumentados se guardan incluso en áreas oficiales del INM, como los de 18 jóvenes chinos que el 17 de diciembre de 2009 llegaron en el vuelo 7323 de Mexicana de Aviación a Cancún a las 07:40 horas, procedente de la Habana:

Los indocumentados Vip son guiados por un empleado de la aerolínea cuando descienden de la escalinata y suben a un autobús que los aguarda en la pista. La unidad avanza 100 metros, se detiene y descienden. En la puerta, los espera un agente del INM que se coordina con otro empleado de Mexicana para apartarlos del resto de los pasajeros. Les indican que se formen en una fila; el agente los cuenta y toma nota.

“Son 18”, le dice el de Mexicana a otra agente del INM. Ella asiente y se traslada al área de informática que la Segob tiene en el aeropuerto.

Cinco minutos después, la funcionaria regresa con un sobre blanco del que extrae documentos que otro colega le ayuda a distribuir. Son pasaportes color vino con el escudo de la República Popular de China. El colega coloca dentro las formas migratorias FMT color azul que la mujer extrae del sobre y las entrega a cada extranjero.

Los conducen a la unifila de la zona de filtros. Les indican uno a uno a cuál pasar. Los 18 chinos son atendidos en los filtros 1, 3, 5, 9, 11 y 13. Al concluir la “revisión”, otra agente se acerca a ellos, les retira las visas y las guarda en el módulo de atención del Programa Paisano.

Entre las 08:13 y las 08:17 horas, los agentes del INM dan visto bueno a las FMT que autorizaba a los 18 chinos a permanecer como turistas en el país durante 40 días. Todos los documentos eran apócrifos. Supuestamente habían sido expedidos cuatro días antes por el Consulado de México en Cuba; eran en realidad simples fotocopias a color, no estaban firmadas por el personal consular ni tampoco tenían sellos.

Comunicación sofisticada

Las estrategias de comunicación reflejan el nivel de coordinación de estas redes de traficantes: cuando el “cliente” sale de China, le entregan un celular para recibir instrucciones, mensajes de texto y claves numéricas con las que agentes migratorios, hoteleros y encargados de los traslados terrestres los contactarán. El teléfono es cambiado en cada país de cruce.

Aquí, el testimonio de Huan Kiat ante la Unidad Especializada de Investigación de Tráfico de Menores, Indocumentados y Órganos de la PGR:

“En Beijing, me entregaron un teléfono celular donde el traficante me iba dando instrucciones. En Cuba, me lo cambiaron por otro celular que me entregó un cubano. Estuve hospedado tres días en un hotel, y luego, en una casa particular. En Cancún, me indicaron entregarle el celular a un mexicano en cuanto dejara el hotel en el que estuve cuatro días. El hombre que me recogió en una Van, que no era el mismo que el que me llevó a ese hotel; me entregó otro celular, donde el traficante seguiría indicándome qué hacer.”

Instrucciones similares recibió Yian en su trasiego. Cuando llegó al aeropuerto de Cancún, apenas concluyó su “revisión”, sonó su celular. Desde China, el traficante le indicó que saliera del aeropuerto; que justo en la puerta había un taxi, que subiera y le entregara el celular al conductor. Yian obedeció. El traficante habló con el taxista. Éste sólo asentía a las indicaciones que recibía desde el otro lado del mundo. Encendió el motor del vehículo y se echó a andar durante 20 minutos. Llevó al joven a un hotel en la zona dorada de Cancún: 800 dólares de tarifa por noche.

En el hotel, le entregaron otro celular. Cuatro días después, recibió una llamada en la que el traficante le indicaba que saliera, que afuera lo esperaba un hombre mexicano. “¡Ah, deja el celular en la habitación!”, le instruyó.

En una Van turística, Yian volvió al Aeropuerto de Cancún para tomar el vuelo a la ciudad de México.

Funcionarios migratorios y empleados de aerolíneas implicados en estas redes criminales se comunican también por estas vías. En enero de 2010, el circuito cerrado de televisión de la terminal 1 del aeropuerto de Cancún registró el momento en el que agentes del INM enviaban mensajes de texto de sus celulares justo al arribo del vuelo 193 de la aerolínea Livingston Energy Flight, procedente de Milán, Italia. En éste, viajaban 28 chinos a los que se les debía entregar visas apócrifas y luego avalarlas. Concluido el encargo, enviaron de nuevo mensajes de texto y después cambiaron el chip de sus celulares por otro que cada uno traía en su cartera.

El testimonio de Chen Lee, traficante de origen taiwanés, da una idea del nivel de colusión de las autoridades migratorias de toda la región:

“En el aeropuerto de Caracas, recibí de agentes de Migración pasaportes para tres chinos a quienes debía llevar a Guatemala con escala en México. Los recogí en Venezuela; fuimos a México y después a Guatemala, pero no pudimos salir del aeropuerto porque había un operativo de agentes de Estados Unidos. Migración de Guatemala nos regresó a Venezuela. En el baño del aeropuerto de Caracas, entregué a las autoridades migratorias 7 mil 500 dólares para que nos gestionaran los boletos para Costa Rica con escala en Bogotá. Tuvimos que regresar a Venezuela y pagamos 10 mil dólares para que nos dejaran de nuevo. Volamos a México y de aquí a Guatemala.”

Los chinos a los que Chen Lee acompañaba pagaron a los traficantes para que un guía viajara con ellos hasta Estados Unidos. Su labor, además de pagar sobornos, era recoger los documentos migratorios que servidores públicos le entregaban de país en país. Los sobornos los pagaba en efectivo con giros que le enviaba su jefe a través de Wester Union.

Contrabando en el DF

El Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México es el punto más importante para las redes de tráfico de chinos, la última escala para que sus clientes lleguen a su destino. Mientras esperan su vuelo directo a Nueva York, Chicago, Filadelfia y California, aguardan en hoteles cercanos o en avenida Reforma, la de mayor afluencia del turismo internacional, donde prácticamente pasan desapercibidos.

Uno de ellos es Quin Shi, originario de Beijing. Un conocido suyo, miembro de estas redes de tráfico, le propuso llevarlo a Estados Unidos. Primero tuvo que ir a Indonesia a tramitar una visa. Allí, una persona que hablaba mandarín le pidió su pasaporte y le indicó que regresara a su país, que esperara en su casa.

“A los 10 días, llegó mi pasaporte y una visa de Ecuador. Mi conocido me dijo que ya podía ir a Ecuador por la ruta Beijing-Frankfurt, con dos escalas. Salí de Beijing el 25 de mayo de 2010 con 3 mil 800 dólares. Llegué a Ecuador, estuve hospedado en un hotel 15 días. Llegaron otras tres personas también de nacionalidad china. La persona que nos llevó al hotel llegó con nuestros boletos de avión a Guatemala, con escala en Bogotá.

“En Guatemala, en el aeropuerto nos abordó un hombre de piel morena. Nos dijo que debíamos pagarle 4 mil 500 dólares para que nos llevara a México (Distrito Federal), donde entramos por tierra y nos llevaron hasta un hotel. Allí llegó un hombre que nos llevó a un restaurante donde había otras cuatro personas de origen chino. Se acercó el dueño del restaurante y nos dijo que debíamos pagarle 2 mil 200 dólares para que nos llevaran a Estados Unidos. Nos llevó a un centro comercial en donde nos dijo que nos pusiéramos a ver las tiendas y que lo esperáramos. Después regresó con otras cuatro personas de origen chino.”

El hombre al que Quin Shi se refiere se llama Huang Chen Yao Wei, de 31 años de edad, naturalizado mexicano en 2002, representante de un restaurante de comida oriental, y quien desde mayo de 2004 se ocupaba de trasegar a los indocumentados en la ciudad de México.

Hacía meses que la Agencia de Inmigración y Aduanas de Estados Unidos (ICE, por sus siglas en inglés) lo tenía en la mira, igual que a su contacto Zhendi Li, alias Xing Li, quien se encargaba de recibir a los indocumentados en el aeropuerto de Nueva York y hospedarlos. Derivado de esa investigación, en octubre de 2010, la Secretaría de Seguridad Pública federal lo detuvo. Para mala suerte de Quin Shi, fue justo el día en que lo transportaba a él.

La detención

La camioneta Endeavor color negro se desplaza sin prisa sobre la avenida Fray Servando Teresa de Mier, en la delegación Venustiano Carranza. Pasa del medio día. La vialidad está completamente desahogada, de manera que el vehículo negro, pintura recién pulida, destellante a la luz de sol, es perfectamente identificable: tiene placas locales.

Se detiene en el número 960, afuera de un Oxxo. Huang Chen se estaciona, baja el cristal y con un ademán indica a los jóvenes que suban al vehículo: dos hombres y una mujer, de entre 15 y 20 años de edad. Enfila hacia avenida Churubusco. Treinta minutos después, llega a Plaza Río, entre la avenida Tezontle y la calle Girasol, en la delegación Iztacalco. Huang Chen se detiene justo en la entrada.

—Espérenme allí adentro, arriba hay unas tiendas, véanlas mientras regreso, antes de una hora.

Obedecen sin preguntar. Huang Chen enfila hacia el centro; toma Río Churubusco, Fray Servando y Reforma, hasta Lafragua, en la colonia Tabacalera. Se estaciona en la calle y entra al hotel Casablanca. En la recepción, toma el teléfono y marca la extensión de una habitación. Bajan cuatro jóvenes chinos, tres hombres y una mujer de jeans y playera, tenis y mochila a la espalda, como prestos a dar un paseo en bicicleta. Suben a la camioneta y regresan donde aguardan los otros jóvenes. Intercambian algunas palabras y cada uno saca de sus pantalones y mochilas dólares de distinta denominación que entregan a Huang.

El traficante

“He colaborado a pasar de manera ilegal personas de nacionalidad china a territorio mexicano, para posteriormente pasar de manera ilegal a Estados Unidos. Mi trabajo consiste en recoger a la gente en el hotel Casablanca, ubicado en avenida Reforma, frente a un Sanborns, para posteriormente llevarlos a un inmueble que se encuentra dentro de la Plaza de Churubusco, por Tezontle, en el cual sólo se entra con una clave que es 1980.

“En mayo (de 2010) trasladé a cinco personas. Mi contacto me pagó 200 dólares por cada uno, en total recibí 1 mil dólares. Me pagaron en un depósito bancario a una cuenta que tengo en un banco de China. El 19 de octubre, mi amigo, de origen chino, me contactó desde Nueva York, Estados Unidos, para que recogiera a unas personas en el Hotel Casablanca y los llevara a la Plaza de Churubusco con la clave 1980. Que cuando los dejara, regresara a la tienda Oxxo de Fray Servando por otros cuatro y los llevara al mismo lugar. Me pagarían 200 dólares por cada uno. Y que cuando llegara al hotel, debía comunicarme a su habitación 314, y decir la clave 345. Ellos bajaron y los llevé al centro comercial Plaza Río.”

Al momento de su detención, la Secretaría de Seguridad Pública presentó a Huang Chen como “líder” de la red de traficantes. Las indagatorias internas, tanto del ICE como de PGR, indican que era sólo un eslabón de la red criminal.

Los socios mexicanos

El informe La globalización del crimen, elaborado por la ONUDD, señala que, cada año, los cárteles de la droga trasiegan a unos 3 millones de personas hasta suelo estadunidense, entre los que se contabilizan los que llegan vía aérea a México.

Pero a diferencia de la migración centroamericana, que hoy día controlan directamente organizaciones como Los Zetas o el cártel del Golfo, en ésta el negocio lo controla la mafia china que paga a los mexicanos el derecho de piso o sus servicios por región, de allí que Samuel González lo denomine como “servicios outsourcing”.

Así, por ejemplo, en bares que en Chihuahua controla La Línea, brazo armado del cártel de Juárez, se trafican visas y pasaportes de Estados Unidos robados o clonados, según pesquisas que indaga el ICE actualmente.

En la región Sur y Sureste, la PGR atribuye a los cárteles de Los Zetas y los Beltrán Leyva la implicación en el tráfico de chinos. Así lo registra la indagatoria PGR/SIEDO/UEI-DCS/315/2009, en la que se vincula al exalcalde del municipio de Benito Juárez, Gregorio Sánchez Martínez, Greg, en este ilícito, tipificado como delincuencia organizada.

Pero la ruta de los chinos Vip contrabandeados es mucho más que un tema de tráfico de indocumentados. Las evidencias revelan la penetración de los cárteles de la droga en la estructura oficial del INM en un periodo en el cual los comisionados de ese organismo, dependiente de Gobernación, son personajes muy cercanos al presidente Felipe Calderón.

Así, por ejemplo, la exsenadora panista Cecilia Romero Castillo contrató en noviembre de 2009 a Ricardo López Palomera, un personaje sin trayectoria en la función pública que fue designado subdelegado del INM en Quintana Roo. Según su registro capturado por él mismo ante la Secretaría de la Función Pública, su trayectoria laboral era como gerente de un taller automotriz en Mexicali. Por lo menos, desde 2005 la PGR y la Segob identificaron –en 2005– a la familia López Palomera como operadores de los Arellano Félix en Mexicali.

Según la SIEDO, Guillermo López Palomera, hermano de Ricardo, era uno de los hombres clave de Francisco Javier Arellano Félix, el Tigrillo, detenido en aguas internacionales en agosto de 2006 y trasladado a San Diego, California, por las autoridades de Estados Unidos.

En este mismo tenor, las investigaciones internas de la Segob identifican también un despacho de abogados de Tijuana “que instruye a los extranjeros de nacionalidad china asegurados a solicitar refugio en territorio mexicano, argumentando que han sido explotados sexualmente por sus familiares. Además de indicarles que deberán negarse a firmar cualquier documento, indican a los extranjeros que deben recordar bien que de ningún modo deber decir que intentaban llegar ilegalmente a Estados Unidos y que habrá un abogado que les ayude, cuya clave verbal es ‘1010’”.

En un video de internet de los llamados Matazetas –cuyo contenido reprodujeron diversos medios de comunicación–, supuestos zetas detallan que las ganancias por permitir el paso de cada chino indocumentado en territorios controlados por esa organización ascienden a 6 mil 500 dólares.

En junio de 2009, en Cancún apareció ejecutado el agente del INM Hugo de Jesús Sánchez Centeno, de 46 años de edad, originario de Yucatán; fue encontrado junto con Alfredo Rosales Chávez, el Negro, e Iván Gregorio Blanco Herrera, el Talibán. Los tres fueron identificados como zetas.

Ante un grupo de Matazetas, en un video Sánchez Centeno reveló la supuesta implicación del delegado regional del INM en Quintana Roo, Luis Alberto Molina Ríos; el subdelegado Gerson González Mandujano, y el delegado local en Cozumel, Carlos Argüeyes Ordoñez, en el tráfico de chinos y cubanos en esa zona.

Sánchez Centeno ingresó como agente del INM en 1989, después de desempeñarse como elemento de seguridad de Aeropuertos y Servicios Auxiliares (ASA), asignado al Aeropuerto Internacional de Cozumel. A unos días de la difusión del video, y de que éste agente apareció ejecutado, su jefe Molina Ríos fue transferido a la delegación del INM en Pachuca.

De filiación panista, Luis Alberto Molina Ríos ingresó al área jurídica de la Secretaría de la Reforma Agraria en el sexenio de Vicente Fox. En abril de 2004, fue designado coordinador general de política sectorial de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación. En julio de 2006, el gobierno Fox lo designó delegado de la Secretaría de Desarrollo Social en Chiapas. Ya con Felipe Calderón, subgerente nacional de Diconsa. De allí saltó a Gobernación como delegado regional del INM en Quintana Roo. Cuando se difundió el video que lo implicaba en supuesto contrabando de indocumentados chinos y cubanos en colaboración con Los Zetas, Molina fue transferido a la delegación del INM en Hidalgo.

Contralínea solicitó la postura de la Embajada de China en México. A través del área de prensa, dijeron que era un asunto “muy delicado” del cual no se pronunciarían. Se solicitó también entrevista con el titular del INM, Salvador Beltrán del Río, para que comentara su postura respecto de la implicación de agentes del INM en estas redes de contrabando. El área de prensa dijo que no hablaría al respecto.

Hoteles y restaurantes, implicaciones

—¿Cómo le vamos a hacer si no tenemos visa? –preguntó Lu al dueño de otro restaurante de comida china del Distrito Federal, que le ofreció llevarlo a Estados Unidos por 3 mil dólares.

—No te preocupes, de eso yo me encargo –le respondió el hombre–. Mientras te voy a llevar a pasear; conocerás todo el Distrito Federal.

El dueño de un restaurante de comida china en el Distrito Federal es también el que, según Yuan, le entregaría una visa para ir a Estados Unidos. Dice que en el consulado de México en Guangzhou, le entregaron una visa para entrar al país. Que tiene una tienda de ropa y le dieron una visa para acudir a una exposición en Monterrey. Voló de Shanghái a Tijuana, de Tijuana a Monterrey, de Monterrey al Distrito Federal; de allí iría a Estados Unidos.

También Aang salió de Guangzhou con una visa que supuestamente le otorgó el consulado mexicano en esa ciudad, “porque, donde vivo, mi papá tiene una tienda de artesanías, y un amigo de mi papá me envió una carta de invitación para hacer una exposición en Monterrey”.

Dice que, en septiembre de 2010, le entregaron la visa. Su papá le compró los boletos de avión de Shanghái a Tijuana, de Tijuana-Monterrey y Monterrey-México. Viajó con tres amigos; volaron de Monterrey a la ciudad de México. En un restaurante chino, el dueño les propuso conseguirles una visa para viajar a Estados Unidos por 2 mil dólares.

Hoteles cuatro a cinco estrellas son utilizados para hospedar a los indocumentados. En Cancún, el hotel Handall, ubicado en Avenida Tulum Super manzana 20, es uno de ellos.

El 18 de noviembre de 2009, una mujer denunció ante la Unidad Especializada en Investigación de Tráfico de Menores, Indocumentados y Órganos, de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO), que, desde hacía 15 días, un traficante tenía a cinco chinos hospedados en el Handall-Cancún. La SIEDO hizo un operativo (SIEDO/UEITMIO/9689/2009); en la habitación 221, encontraron a los indocumentados. Los llevaron a la delegación de la Procuraduría General de la República (PGR) y luego a las oficinas del Instituto Nacional de Migración en el Aeropuerto Internacional. La misma oficina en donde 15 días antes (justo a su llegada de La Habana) les entregaron las visas apócrifas.

En su testimonio ante la PGR, otro indocumentado, Lien Chan, identifica también el hotel Casablanca como el sitio donde los hospedaron los traficantes. Él trabaja en un bar de la ciudad de Fujian, en la costa Sureste de China. Un día, un extranjero le preguntó que si quería ir a Indonesia gratis.

—Si todo es gratis, sí voy –respondió.

—¿Cómo te llamas?

­—No necesitas saber cómo me llamo. Te basta saber que todo será gratis. Si quieres nombrarme de alguna manera, dime Erick.

Lien Chan no cuestionó. El fuereño le preguntó a su amigo que si él también querría ir; éste asintió.

—¿Nos pueden acompañar otros dos amigos?

—No hay problema –dijo el hombre–. Pero tendrán que ir de dos en dos; primero tus amigos, luego ustedes dos.

“Llegamos a Indonesia el 8 de mayo de 2010. Cuando arribamos al aeropuerto, una persona nos llevó al hotel y nos pidió el pasaporte. Regresó a los cuatro días a devolvernos los pasaportes. Ya traía visa para Ecuador. Estuvimos en Indonesia siete días y nos dijeron que regresáramos a nuestra casa. Once días después, me llamó y me dijo que ya podíamos ir a Ecuador.

“El 27 de mayo de 2010, salimos de Beijing; hicimos tres escalas en diferentes paises. El 29 llegamos a Guayaquil. Al salir del aeropuerto, había una persona esperándonos: un chino. Nos llevó a un hotel. Estuvimos allí cinco días. En ese lapso, el chino que nos recogió en el aeropuerto nos dijo que iríamos a México y que debíamos pagar 4 mil 500 dólares. Yo le dije que no tenía esa cantidad, y ninguno de mis amigos. Le ofrecí la mitad y aceptó. Ellos no sé cuánto pagarían.

“Al cuarto día, nos llevó al aeropuerto de Guayaquil, y de allí partimos con destino a México. Hicimos una escala en Bogotá y una segunda escala en Guatemala. Cuando aterrizamos, se nos acercó un hombre moreno, para mí un extranjero; nos hizo señas de que lo siguiéramos. Subimos a una camioneta tipo Van. Comenzó un viaje por varios días. No sé por qué lugares pasamos, lo que sí recuerdo es que nos cambiaron de carro tres veces hasta llegar a esta ciudad.”

Lien Chan viajó durante cuatro meses desde China hasta llegar al Distrito Federal. El último chofer del último vehículo donde los trasladaron, dice, es el que lo llevó directamente al hotel ubicado en Lafragua, el Casablanca, que se anuncia como hotel cinco estrellas y que ofrece 270 habitaciones y suites “elegantemente amuebladas y equipadas con modernas amenidades”.

Contralínea solicitó al representante del hotel Casablanca, Ernesto González, su postura frente a los señalamientos de los chinos indocumentados que dicen haber permanecido allí hospedados en su paso por el Distrito Federal. Hasta el cierre de esta edición, no hubo respuesta.

Empleados del INM consignados por tráfico de chinos

Sergio Hernández Champo; Salvador Flores Pacheco; Ricardo López Palomera; Óscar Flores García; Elmer Elide Rodríguez Ligonio; Israel Alarcón Cholula; César Gustavo Vázquez Pulido; Roberto Domínguez Hernández; Olinka Elide González Ceballos; Miriam Carbajal Yescas; Angélica Alvarado Ruiz; Miriam Janet Leyva Palacios; Karla Vanessa Noyola Reyes; Carlos Mondragón Jiménez; Omar Fernández Mata; Eduardo Mendoza Avilés; Raymundo Cuevas Rosas; Jesús Francisco Reyes Reyes; Francisco Antonio González Gatica San Juan; Judith González Gallardo; José Alberto Castillo Casados; Alejandro Néstor Pallares Hernández; Mayte López Mijango; Fátima Lorena Barnet; Germán Isidro Tamayo Ascorra; Gilberto Irizzont Melgoza.

Testimonio de L

“Soy de China continental. Llegué a Hong Kong el 30 de octubre de 2009 y fue en esa ciudad donde inicié mi viaje que tenía como objetivo llegar a Estados Unidos por la ruta Hong Kong-Moscú-La Habana-México-Estados Unidos. Cuando llegué, mi familia, que vive en China, pagaría 80 mil dólares.

“El 1 de noviembre abordé el avión que me llevaría a Moscú. Llegué a Cuba el 3 de noviembre; me quedé hasta el 6 de diciembre en que me llevaron al Aeropuerto Internacional José Martí. El personal de Mexicana de Aviación recogió mi pasaporte. Cuando llegamos a Cancún, me separaron del resto de los pasajeros del vuelo. En el aeropuerto de Cancún, nos hicieron esperar enfrente de las oficinas de Migración.

“En esa oficina, había dos agentes; vestían pantalones de color oscuro y camisas de color azul oscuro con manga corta. Estos hombres de Migración nos formaron en una fila durante varios minutos, hasta que llegó otra mujer que nos entregó nuestros pasaportes y los formatos para estar en territorio mexicano. Otros dos agentes nos dijeron con señas que comenzáramos a avanzar en fila hasta donde estaban los filtros migratorios. En cada filtro, nos sellaron los documentos; me revisaron en el número 15, me sellaron y me dijeron que me dirigiera a la salida.

“Afuera estaba un hombre de nacionalidad mexicana esperándonos en una camioneta tipo Van blanca. Nos subimos y nos llevó a un hotel, a una media hora. Estuvimos allí durante seis días hasta el 12 de diciembre, cuando llegó otro hombre mexicano y en otra Van nos trasladó durante una hora hasta que llegamos a un lugar muy oscuro donde un camión estaba esperándonos. Allí había más personas; todas de nacionalidad China.”

Fuente: Contralínea 228 / 10 de abril de 2011


http://contralinea.info/archivo-revista/index.php/2011/04/10/contrabando-humano-mafia-china-trafica-indocumentados-desde-mexico-a-eu/?home

Los desaparecidos

Los reportes de la ONU sobre desapariciones forzadas en México destacan su incremento a manos de fuerzas del Estado, la impunidad y la indisposición a atender los casos; el gobierno rechaza las acusaciones.

  • 2011-04-10 | Milenio semanal
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Soldados mexicanos resguardan la frontera de Ciudad Juárez con El Paso, Texas, donde se encontraron cuatro personas asesinadas en septiembre de 2009.
Soldados mexicanos resguardan la frontera de Ciudad Juárez con El Paso, Texas, donde se encontraron cuatro personas asesinadas en septiembre de 2009. Foto: Guillermo Arias/ AP

El gobierno mexicano pidió a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que “llame a las cosas por su nombre” y rechazó algunas observaciones preliminares que hiciera el Grupo de Trabajo sobre Desapariciones Forzadas o Involuntarias (GTDFI) respecto a México. Pero los expedientes —viejos y nuevos— siguen llegando a instancias internacionales. Tal es el caso de Alicia de los Ríos, desaparecida desde 1978 en el contexto de la llamada “guerra sucia”, así como los de José Ángel Alvarado Herrera, Nitza Paola Alvarado Espinoza y Rocío Irene Alvarado Reyes, quienes presuntamente fueron desaparecidos por miembros del Ejército en 2009, en el contexto de la guerra contra el narcotráfico.

“AQUÍ NO ES CERESO”

Martes 29 de diciembre de 2009. Municipio de Buenaventura en Chihuahua. Alrededor de las ocho de la noche, unos 10 presuntos militares ingresaron al domicilio de José Alvarado Herrera, de 30 años. Se lo llevaron a la fuerza junto con su prima, de nombre Nitza Paola Alvarado Espinoza, de 31. Ese mismo día, en el mismo municipio, los elementos del Ejército sacaron sin orden judicial alguna a Rocío Irene Alvarado Reyes (de 18 años) de casa de su madre, a quien encerraron en el baño junto con dos menores de edad. Desde entonces se desconoce el paradero de los tres.

Al día siguiente, los familiares acudieron al municipio de Nuevo Casas Grandes, para interponer una denuncia ante la Procuraduría General de Justicia del Estado de Chihuahua, pero las autoridades se negaron y los enviaron al de Buenaventura. Los familiares se dirigieron al lugar pero no había nadie que los atendiera en las oficinas, por lo que tuvieron que regresar el 31 de diciembre de 2009 cuando al fin pudieron presentar la denuncia por el delito de privación ilegal de la libertad ante Arón Enríquez Duarte, Ministerio Público de Buenaventura, quien les dijo que sus familiares estaban en el Batallón 35 de Infantería porque se había realizado una redada en su comunidad y estaban siendo investigados.

Los familiares acudieron al cuartel del Ejército Mexicano. El vigilante les dijo, textualmente: “Váyanse a la chingada, aquí no es Cereso”. El cuatro de enero de 2010, la madre de uno de los desaparecidos acudió a las oficinas de quejas y denuncias del Operativo Conjunto Chihuahua, en Ciudad Juárez, en donde se radicó la queja número 886/09 ante el licenciado Javier González Mocken. Ese mismo día, otro familiar de las víctimas presentó una queja ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Ciudad Juárez, Chihuahua. Los familiares también se acercaron al Centro de Derechos Humanos de las Mujeres (CEDHM). El caso cumple con las consideraciones para ser tipificado como desaparición forzada: “La privación de la libertad, cometida por agentes del Estado o por personas o grupos de personas que actúen con la autorización, el apoyo o la aquiescencia del Estado”. Sin embargo, “el Estado sigue tratando el caso como un extravío de personas o desaparición”, denunciarían después los representantes de las familias, ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

La minimización del delito en caso de desaparición forzada parece ser constante en México. El GTDFI señaló en sus observaciones preliminares que “debido a que la impunidad es un elemento frecuente en los casos de desapariciones forzadas, muchos casos que podrían encuadrarse bajo este delito son reportados e investigados bajo una figura diferente o ni siquiera son considerados como delitos (…) pudiendo enmarcarse bajo el delito de desaparición forzada, son clasificados bajo delitos distintos, tales como el secuestro o el abuso de autoridad”.

Un grupo de familiares de víctimas de asesinato o desaparición en Ciudad Juárez, al exponer su situación en la Cámara de Diputados en marzo de 2010.
Un grupo de familiares de víctimas de asesinato o desaparición en Ciudad Juárez, al exponer su situación en la Cámara de Diputados en marzo de 2010. Foto: Cuartoscuro
UNA LLAMADA

El tres de febrero de 2010, Nitza Paola logró llamar a J, una amiga suya. Lloraba y le suplicaba que la sacara de ahí. La llamada fue interrumpida. Su amiga relataría que oyó la voz de dos hombres, uno de los cuales decía: “¡Pinche vieja culera, ya habló, te dije que no la dejaras sola!”. El número telefónico quedó registrado y fue denunciado. Pero si bien el Ministerio Público pudo determinar el lugar de la llamada, jamás se hizo pesquisa alguna.

Ante la CIDH, el Estado alegó que la compañía telefónica clasificó al teléfono como de “prepago”, por lo que no existiría información sobre el titular de la línea. El 17 de mayo de 2010, J, la amiga de Nitza, recibió otra llamada desde un número de teléfono diferente. Al otro lado de la línea sólo se escucharon quejidos. Posteriormente, ese mismo número quedó registrado en una llamada perdida dirigida a los familiares de José Ángel. “Todo lo que ha pasado ha sido reportado a la autoridades de todos los niveles”, advierte Alma Gómez Caballero del CEDHM. Y ninguna autoridad indagó sobre las llamadas telefónicas. Hasta la fecha “no tenemos respuesta”.

El caso fue presentado desde enero de 2010 ante la ONU, y fue reiterado en la reciente visita del GTDFI. También existe ya un expediente en la Corte Interamericana de Derechos Humanos, el máximo tribunal de la Organización de Estados Americanos (OEA) en la materia. Inicialmente, el caso de Nitza, José Ángel y Rocío se presentó ante la CIDH, sin embargo, como “pudimos demostrar que había sido responsable el Ejército, la propia comisión de oficio lo mandó a la Corte para efecto de medidas provisionales”, explicó Gómez Caballero.

La Corte Interamericana ha establecido medidas provisionales para los tres desaparecidos y más de una decena de familiares y amigos. En su última resolución, fechada el primero de abril de 2011, convocó a que el Estado mexicano asista a una audiencia pública para conocer el estado de la implementación de dichas medidas provisionales. Esto se llevaría a efecto en el próximo periodo ordinario de sesiones, del 27 de junio al nueve de julio de 2011, en Costa Rica. Mientras tanto, José Ángel, Nitza y Rocío siguen desaparecidos. José Ángel tiene tres hijos: una niña de 10 años, un niño de cinco y un bebé de seis meses al que no conoce. Nitza ha dejado dos hijas, de 15 y 13 años, y Rocío a una pequeña de cuatro años.

Al presentar las observaciones preliminares sobre desapariciones forzadas en México, Ariel Dulitzky advirtió que, si bien aún no se ha analizado toda la información proporcionada por las diversas organizaciones e instancias, se ha podido identificar ciertos patrones, de acuerdo a la región en el país. “Hemos visto el fenómeno de la presencia militar mucho más fuerte en Chihuahua, en Guerrero, en Coahuila. El fenómeno de la guerra sucia y sus temas están mucho más presentes en Guerrero. El tema del secuestro de migrantes se ve más en los estados donde hay tránsito de ellos”. Eventualmente, el caso de los tres desaparecidos podría convertirse en una nueva sentencia de la Corte Interamericana contra el Estado mexicano por desaparición forzada, junto al de Rosendo Radilla Pacheco, quien fue detenido ilegalmente el 25 de agosto de 1974, en un retén militar y fue visto por última vez en el ex Cuartel Militar de Atoyac de Álvarez, Guerrero.

Integrantes del Comité de Familiares y Amigos de Secuestrados, Desaparecidos y Asesinados en Guerrero, durante una conferencia de prensa en 2008
Integrantes del Comité de Familiares y Amigos de Secuestrados, Desaparecidos y Asesinados en Guerrero, durante una conferencia de prensa en 2008 Foto: Óscar Alvarado/ Cuartoscuro
GUERRA SUCIA Y GUERRA CONTRA EL NARCO

¿Cómo influye el tema de la guerra sucia en las desapariciones actuales, si bien se trata de un contexto diferente? Para Nik Steinberg, de Human Rights Watch en México, una razón importante por la cual siguen ocurriendo las desapariciones forzadas “es que ni las de la guerra sucia, ni las actuales, han sido debidamente investigadas. Si quienes cometieron crímenes atroces hace décadas no han sido sancionados por sus actos, quienes están en posición de cometerlos en la actualidad tienen pocos incentivos para dejar de cometerlos”. En la gran mayoría de estos casos, “las autoridades no cumplen con los pasos básicos para llevar al cabo una investigación oportuna, exhaustiva e imparcial. Como resultado, son los familiares de las víctimas quienes realizan la investigación: son ellos quienes hablan con los testigos, juntan evidencias, y buscan a sus familiares”.

Otra similitud entre la guerra sucia y el momento actual es que siguen siendo los militares quienes investigan los hechos en los que sus miembros están involucrados. “Funcionan como juez y parte”, a pesar de que la Corte Interamericana ha dictado varias sentencias para advertir que estos casos deben ser investigados y juzgados en el fuero penal ordinario. Sin embargo, advierte Steinberg, existe una diferencia importante. “Es el impacto que podría tener en los casos actuales el que las autoridades decidan de una vez por todas asumir su responsabilidad de llevar a cabo una investigación adecuada. Si bien la lucha por la justicia emprendida por los familiares de las víctimas de la guerra sucia continuará, en la medida que pasan los años se hace más y más difícil encontrar a sus seres queridos con vida. Por el contrario, una investigación seria y oportuna de los casos actuales podría ser crucial para dar con el paradero de quienes han sido desaparecidos recientemente”.

Este es el caso de Jehú Abraham Sepúlveda Garza, al cual Human Rights Watch da seguimiento. El 12 de noviembre de 2010, alrededor de las seis 15 de la tarde, Jehú habría detenido su camioneta afuera de una tienda en el minicipio de San Pedro Garza García, en Monterrey, Nuevo León, cuando fue interceptado por miembros de la policía de tránsito. Según un registro proporcionado por la policía municipal, como no llevaba consigo su licencia de conducir, fue detenido y trasladado a la estación de policía. Posteriormente, miembros de la policía ministerial de Monterrey se llevaron a Sepúlveda Garza sin mediar orden de aprehensión.

La esposa de Jehú relató a Human Rights Watch que llamó al teléfono celular de su marido a las siete 30 de esa tarde. La víctima respondió el llamado y dijo que no se le había permitido efectuar llamadas y que estaba siendo trasladado por la policía ministerial hasta su delegación, pero que, según le habían informado, sería liberado a la brevedad. Una hora después su esposa llamó nuevamente, pero el teléfono había sido apagado. Hasta la fecha, Jehú continúa desaparecido.


Japan’s nuclear cover-up


12 April 2011

Yesterday marked one month since the massive March 11 earthquake and tsunami that devastated much of north-eastern Japan and produced the worst nuclear disaster since the 1986 reactor explosion at Chernobyl in the Ukraine. While Japanese politicians, officials and representatives of Tokyo Electric Power Company (TEPCO) marked the occasion with profuse apologies and soothing reassurances, there is no doubt that a concerted operation remains in place to downplay the extent of the catastrophe and the ongoing dangers.

The dissembling of Japanese officials might take a national form, with elaborate acts of contrition, but the underlying reasons for the cover-up are universal in character. Throughout the crisis, the government and TEPCO have been driven, not by concerns about Fukushima residents or the safety of workers at the plant, but a determination to preserve the profitability of TEPCO and the country’s nuclear industry at all costs.

Chief Cabinet Secretary Yukio Edano yesterday offered condolences to the families of the 27,000 dead and missing and apologies to the displaced victims of the earthquake disaster. Nuclear and Industrial Safety Agency (NISA) spokesman Hidehiko Nishiyama offered his own apologies for the “inconvenience” created by the exclusion zone around TEPCO’s Fukushima Dai-ichi nuclear plant.

At the same time, however, Edano put the best possible spin on the ongoing crisis at the crippled nuclear plant, declaring: “The possibility that the situation at the nuclear plant will deteriorate and lead to new leakage of massive radioactive materials is becoming significantly smaller.” While not a direct lie, the comment deliberately obscures the real dangers that remain as engineers and workers struggle to bring damaged reactors under control. The previous day, Edano had defended the government’s response to the catastrophe, saying that “under very severe circumstances,” as decisions had had to be made, “I believe we have selected the best option every time.”

In fact, throughout the past month, the government, NISA and TEPCO have acted in an ad hoc fashion, desperately seeking to improvise solutions to a disaster that they neither predicted nor prepared for. Despite Japan’s well-known vulnerability to earthquakes and tsunamis, all of TEPCO’s safety procedures failed. After the plant lost grid power, its backup diesel generators were inundated by the tsunami that swept over the facility’s inadequate protective walls. Emergency batteries provided minimal power but soon ran out.

Of the plant’s six nuclear reactors, units 4, 5 and 6 were already offline for inspection. The insertion of control rods into the cores of units 1, 2 and 3 shut down the reactor operations. However, without power and thus the reactor’s normal cooling systems, the cores of 1, 2 and 3 continued to heat to dangerous levels, damaging the fuel rods and threatening a full-scale meltdown. The spent fuel pools associated with each reactor, which require continuous cooling, also began to heat. This included unit 4, where the entire reactor core had been removed from the reactor and placed in the spent fuel pool several months earlier.

Within days, hydrogen produced by damaged fuel rods exploded and ripped apart the upper levels of units 1, 3 and 4. Unable to restart normal cooling operations, TEPCO prevaricated then took the desperate measure of pumping salt water into the core of unit 1 and several fuel cooling pools. Makeshift methods of pumping fresh water into the cores of units 1, 2 and 3 were only established in late March. It is these systems on which TEPCO is relying to maintain what Edano described on Sunday as “a stable situation, relatively speaking” at the plant.

As if to underline the still precarious state of the Fukushima plant, a major aftershock yesterday measuring 7.1 on the Richter scale disrupted emergency cooling systems to the reactors for about an hour before power was restored. Seismologists have warned that the risk of large tremors continues to be high. Even on the most optimistic assumptions, it will take months to restore normal cooling to the reactors and years to undertake the complicated process of dismantling the damaged reactors and cleaning up the site. The extent of core damage, including possible partial meltdown, to reactors 1, 2 and 3 is still unknown and subject to debate by nuclear experts.

Another indication of the ongoing dangers was the government’s decision yesterday to extend the 20-kilometre exclusion zone around the plant to cover five towns and villages that housed around 115,000 people prior to the earthquake. For weeks, the US Nuclear Regulatory Commission, which is itself conservative in its assessment of nuclear risks, has been recommending an 80-kilometre exclusion zone. A fortnight ago, International Atomic Energy Agency (IAEA) inspectors found high levels of the long-lived isotope cesium-137 at the village of Iitate, 40 kilometres northwest of the plant.

From the outset, TEPCO, which has a long record of safety breaches and cover-ups, has provided inadequate, even wrong, information and minimised the dangers. The Nuclear Safety Commission of Japan yesterday was considering raising the official severity of the nuclear accident from five to seven, the highest level, on a par only with Chernobyl. Nevertheless, the government, NISA and TEPCO continue to be driven by commercial considerations.

In a revealing episode, TEPCO submitted a proposal on March 26 to the Fukushima prefecture to build two new reactors—units 7 and 8—at the very plant from which high level radiation was still leaking. Undaunted by the opposition of the local government, the corporation sent its unamended plans on March 31 for approval to the Ministry of Economy, Trade and Industry—to which NISA is attached. Only when the story leaked to the press did TEPCO backpedal, declaring its proposal had been “a mistake.”

TEPCO’s manoeuvre may have been politically inept, but it was no mistake. The company’s objective all along has been to put the crisis behind it as quickly, and with as little cost, as possible. The company delayed the pumping of sea water at the plant as it was still hoping to salvage its reactors. Far from reining in the company, the government has left TEPCO in charge, raised the possibility of providing billions in financial assistance and assisted in what can only be described as political damage control.

Last weekend, Foreign Minister Takeaki Matsumoto flew to Jakarta for a special meeting with his counterparts in the Association of South East Asian Nations (ASEAN). While ASEAN aid for Japanese earthquake victims was the nominal purpose of the gathering, Matsumoto had another important mission—to reassure ASEAN countries that Japan’s nuclear technology was safe to use. Billions of dollars are involved. The International Nuclear Energy Development of Japan Company, in which TEPCO has a large stake, has or is seeking contracts to build nuclear reactors in Vietnam, Indonesia, Thailand and the Philippines.

The Fukushima disaster has underscored the corrosive and corrupting character of the profit system. It is not nuclear technology as such that presents the danger, but the social and economic order under which it has developed. If nuclear power remains in the hands of private corporations and under the domination of the capitalist market, the environment and public health and safety will inevitably be subordinated to the drive for profit. The only possible way in which nuclear energy could be safely harnessed would be under public ownership and the democratic control of the working people—that is, under socialism.

Peter Symonds

Bolivia: Fighting the climate wars

John Vidal reports from La Paz where Bolivians are living with the effects of climate change every day. Their president has called for an urgent 50% cut in emissions - action that is essential for the country's survival











Detrás de la democracia estadounidense, el Estado profundo


El gobierno secreto que dirige los Estados Unidos

por Red Voltaire

En un libro que por fin se publica en francés, el profesor Peter Dale Scott recorre la historia del «Estado profundo» en Estados Unidos, o sea la estructura secreta que dirige la política exterior y la política de defensa de ese país más allá de las apariencias democráticas. Este estudio ofrece la ocasión de poner bajo los reflectores al grupo que organizó los atentados del 11 de septiembre y que se financia a través del tráfico mundial de droga. Se trata de un libro de referencia cuya lectura aconsejan ya las academias militares y diplomáticas.

Red Voltaire: Profesor Scott, sabiendo que su trabajo no dispone aún de la notoriedad que debería tener el mundo francófono, ¿pudiera usted comenzar proporcionándonos una definición de qué es la «la Política profunda» (Deep Politics) y explicándonos la diferencia entre lo que usted llama el «Estado profundo» y el «Estado público»?

Peter Dale Scott: La expresión «Estado profundo» viene de Turquía.
Hubo que inventarla en 1996, después del accidente de un auto Mercedes que rodaba a toda velocidad y cuyos pasajeros eran un miembro del parlamento, una reina de belleza, un importante capitán de la policía local y el principal traficante de droga de Turquía, quien dirigía además una organización paramilitar –los Lobos Grises– que asesinaba gente. Se hizo entonces evidente que existía en Turquía una relación secreta entre la policía –que oficialmente estaba buscando al hombre que finalmente se encontraba en aquel auto con un jefe de la policía– y aquellos individuos, que cometían crímenes en nombre del Estado.

El Estado para el que se cometen crímenes no es un Estado que puede mostrar su propia mano al público. Es un Estado escondido, una estructura secreta.
En Turquía lo llamaron el «Estado profundo» [1], y yo mismo venía hablando desde hace tiempo de «Política profunda», así que utilicé esa expresión en mi libro «La Route vers le Nouveau Désordre Mondial» [En español, El Camino hacia el Nuevo Desorden Mundial. NdT.].

Yo definí la política profunda como el conjunto de prácticas y de disposiciones políticas, intencionales o no, habitualmente criticadas o no mencionadas en el discurso público, además de no reconocidas. O sea que la expresión «Estado profundo» –concebida en Turquía– no es cosa mía. Se refiere a un gobierno paralelo secreto organizado por los aparatos militares y de inteligencia, financiado por la droga, que se implica en acciones de violencia de carácter ilícito para proteger el estatus y los intereses del ejército de las amenazas que representan los intelectuales, los religiosos y en ocasiones el gobierno constitucional.

En en libro La Route vers le Nouveau Désordre Mondial, yo adapto un poco esa expresión para referirme a la más amplia conexión que existe, en Estados Unidos, entre el Estado público constitucionalmente establecido, por un lado, y las fuerzas profundas que se mueven en segundo plano de ese Estado: las fuerzas de la riqueza, del poder y de la violencia que están fuera del gobierno.
Esa conexión podríamos llamarla la «puerta trasera» del Estado público, [puerta] que sirve de acceso a fuerzas oscuras situadas fuera del marco legal.

La analogía con Turquía no es perfecta ya que lo que actualmente hemos podido observar en Estados Unidos no es tanto una estructura paralela si no más bien una amplia zona o ambiente de contactos entre el Estado público y fuerzas oscuras invisibles. Pero esa conexión es considerable, y se necesita una apelación como «Estado profundo» para describirla.

Red Voltaire: Usted escribió su libro, La Route vers le Nouveau Désordre Mondial, en momentos en que el régimen de Bush se hallaba en el poder y después lo reactualizó con vistas a la traducción al francés. ¿Piensa usted que el Estado profundo se ha debilitado, lo cual favorecería al Estado público, como resultado de la elección de Barack Obama? ¿O, por el contrario, se ha reforzado con la crisis y con la actual administración?

Peter Dale Scott: Después de 2 años de presidencia de Obama, tengo que llegar tristemente a la conclusión que la influencia del Estado profundo, o más exactamente de lo que yo llamo en mi último libro «La Máquina de Guerra estadounidense» (American War Machine), ha seguido extendiéndose, como lo ha hecho bajo cada presidente de Estados Unidos desde la época de Kennedy.

Un importante síntoma de ello es la manera en que Obama, a pesar de su retórica de campaña, ha seguido ampliando el campo de aplicación del secreto dentro del gobierno de Estados Unidos y como ha seguido castigando a quienes lanzan llamados de alerta: su campaña contra Wikileaks y contra Julian Assange, quien ni siquiera ha sido inculpado aún por el menor crimen, no tiene precedentes en la historia de Estados Unidos. Yo sospecho que el miedo a la publicidad que se percibe en Washington viene de que existe la conciencia de que las políticas de guerra de Estados Unidos están cada vez más desvinculadas de la realidad.

En Afganistán, Obama parece haber capitulado ante los esfuerzos del general Petraeus y de otros generales que querían garantizar que las tropas estadounidenses no comenzaran a retirarse de las zonas de combates en 2011, como había adelantado Obama cuando autorizó un aumento del número de soldados en 2009. El último libro de Bob Woodward, que se titula Obama’s Wars (Las guerras de Obama), reporta que durante aquel largo combate que se produjo dentro de la administración para determinar si había que decidir una escalada militar en Afganistán, Leon Panetta, el director de la CIA, le aconsejó a Obama que «ningún presidente democrático puede ir en contra de los consejos del ejército… Así que hágalo. Haga lo que ellos le dicen.» Obama dijo recientemente a soldados estadounidenses en Afganistán: «Ustedes cumplen sus objetivos, ustedes tendrán éxito en su misión». Este eco de testimonios anteriores –tontamente optimistas– de Petraeus muestra por qué no se hizo en la Casa Blanca una evaluación realista del desarrollo de la guerra en diciembre de 2010, a pesar del mandato recibido inicialmente.

Al igual que Lyndon Johnson antes que él, el presidente está atrapado ahora en un cenagal que no se atreve a perder, y que amenaza con extenderse a Pakistán así como a Yemen, si no más lejos aún. Yo sospecho que las fuerzas profundas que dominan los dos partidos políticos son ahora tan poderosas, tan coincidentes, y por sobre todo están tan interesadas en las ganancias que la guerra genera, que un presidente está más lejos que nunca de oponerse a ese poder, ni siquiera ahora cuando se hace cada vez más evidente que la era de dominación mundial de Estados Unidos, al igual que sucedió en su tiempo con la de Gran Bretaña, está a punto de terminar.

En ese contexto, Obama –sin debate ni revisión– ha prolongado el estado de urgencia interna proclamado después del 11 de septiembre, con las drásticas limitaciones de los derechos civiles que ello implica. Por ejemplo, en septiembre de 2010 el FBI tomó por asalto las oficinas de pacíficos defensores de los derechos humanos en Minneapolis y en Chicago basándose en una decisión reciente de la Corte Suprema según la cual la libertad de expresión y el activismo no violentos reconocidos en la Primera Enmienda se convierten en crímenes si están «coordinados con» o «bajo la dirección» de un grupo extranjero designado como «terrorista». Es importante señalar que en 9 años el Congreso no se ha reunido ni una sola vez para discutir el estado de urgencia decretado por George W. Bush después del 11 de septiembre, estado de urgencia que por lo tanto permanece en vigor hoy en día.

En 2009, el ex congresista Dan Hamburg y yo lanzamos una exhortación pública al presidente Obama para que pusiera fin al estado de urgencia y llamamos al Congreso a que realizara las audiencias que su responsabilidad requiere. Pero el 10 de septiembre de 2009, Obama, sin la menor discusión, prolongó nuevamente el estado de urgencia del 11 de septiembre y lo hizo de nuevo al año siguiente. Mientras tanto, el Congreso ha seguido ignorando las obligaciones que le impone su propio estatuto.

Un congresista explicó a uno de sus electores que lo previsto en la National Emergencies Act se ha hecho inoperante por causa de la COG (Continuity of Government) [En español, Continuidad del Gobierno. NdT.], un programa ultrasecreto destinado a organizar la dirección del Estado en caso de situación de urgencia nacional. El programa de la COG fue parcialmente aplicado el 11 de septiembre por Dick Cheney, uno de los principales arquitectos de ese programa desarrollado dentro de un comité que opera fuera del gobierno regular desde 1981 [Ver a continuación más detalles sobre la COG. NdT de inglés]. De ser cierto que las disposiciones de la National Emergencies Act se han hecho inoperantes por causa de la COG, ello indicaría que el sistema constitucional de contrapoderes ya no se aplica en Estados Unidos, y que los decretos secretos predominan ahora sobre la legislación pública.

Red Voltaire: En ese contexto, ¿por qué el Congreso de Estados Unidos no desempeña su papel en la limitación de los poderes secretos que se instauró después del Watergate? ¿Qué consecuencias tuvieron entonces la expulsión de Nixon y el fortalecimiento de la supervisión del Congreso sobre las operaciones secretas de los servicios de inteligencia estadounidenses?

Peter Dale Scott: La estrategia de Nixon para Vietnam consistió en tratar de obtener el apoyo del bando opuesto llegando a acuerdos estratégicos tanto con la Unión Soviética como con China. Esto encontró una violenta oposición tanto de parte de los «halcones» como de parte de las «palomas» en el seno de una nación profundamente dividida, y yo creo que los «halcones» provenientes tanto de la CIA como del Pentágono fueron partícipes de la crisis fabricada del Watergate, que dio lugar a la dimisión forzosa de Nixon.

Después del Watergate, las «palomas» del Congreso –al que se aplicó por entonces el sobrenombre de «McGovernite»– de 1974 implantaron cierto número de reformas en nombre de políticas más abiertas y públicas, aboliendo un estado de urgencia que se había mantenido desde la época de la guerra de Corea y estableciendo las restricciones jurídicas y legislativas sobre la CIA y sobre otros aspectos del gobierno secreto. Esas reformas tuvieron como respuesta una movilización concertada tendiente a revertirlas y a restablecer el statu quo ante.

Aquel debate político implicaba la existencia, en el seno de la dirección del país, de un desacuerdo entre los llamados «negociantes» y los «prusianos» y la cuestión era saber si, después del fiasco de Vietnam, Estados Unidos debía esforzarse por volver a su anterior papel de nación prominentemente comerciante o si debía responder a la derrota de Vietnam con un aumento suplementario de sus fuerzas armadas.

Aquella lucha burocrática e ideológica fue a la vez una lucha por el control del Partido Republicano. Aquello terminó provocando la caída de Nixon y el gradual redireccionamiento –durante la presidencia de Ford– de la política exterior de Estados Unidos de coexistencia pacífica con la Unión Soviética hacia planes tendientes a debilitar y posteriormente a destruir –bajo la administración Reagan– lo que este último llamó «el Imperio del Mal». Fue así como, en octubre de 1975, la implicación muy probable de Dick Cheney y de Donald Rumsfeld en la revolución palaciega que los historiadores designan con el nombre de «Masacre de Halloween» significó la derrota del republicanismo moderado de Nelson Rockefeller. Aquello significó esencialmente la reorganización del equipo de Ford, preparando así el fin de la distensión.

Dick Cheney y Donald Rumsfeld, que por entonces dirigían el equipo de la Casa Blanca del presidente Gerald Ford, y controlaban el Departamento de Defensa, desempeñaron un papel decisivo en el triunfo final de los prusianos, al alejar a Henry Kissinger y nombrar como director de la CIA a George H. W. Bush, quien elaboró desde allí un nuevo estimado, más alarmista, de la amenaza soviética, dando así lugar a la correspondiente explosión de los presupuestos de defensa y al sabotaje de la política de distensión. Desde entonces, hemos podido observar en la economía estadounidense una influencia cada vez más importante de lo que Dwight D. Eisenhower había llamado, en el histórico discurso de fin de mandato que pronunció el 17 de enero de 1961, el «complejo militaro-industrial».

Hoy en día nos encontramos sometidos a un nuevo estado de urgencia ampliado, y la supervisión del Congreso sobre las operaciones secretas del Estado profundo de Estados Unidos se ha hecho casi inexistente. Por ejemplo, la supervisión con mandato jurídico del Congreso sobre las operaciones secretas de la CIA se ha evitado con éxito gracias a la creación, en 1981, del Joint Special Operations Command (JSOC) en el Pentágono, al igual que la supervisión sobre las operaciones que dirigió el general Stanley McChrystal antes de su nombramiento como comandante de las tropas de la OTAN en Afganistán.

Red Voltaire: En su anterior respuesta usted mencionó brevemente el importante papel de George Bush padre en el sabotaje de la política de distensión que había implementado Kissinger. Fue sin embargo muy breve el periodo de Bush a la cabeza de la CIA. ¿El reemplazo de George H. W. Bush por el almirante Stanfield Turner, más moderado, a la cabeza de esa agencia incrementó el control de las operaciones secretas de los diferentes elementos del Estado profundo de Estados Unidos?

Peter Dale Scott: No, en lo absoluto. Sucedió lo contrario ya que ciertos actores claves de lo que acabo de explicar, ya excluidos de la CIA como consecuencia de la nominación del almirante Turner, se buscaron una nueva «casa» trabajando para el llamado Safari Club. El Safari Club era una organización secreta fuera de todo control que reunía a los directores de los servicios de inteligencia de numerosos países –como Francia, Egipto, Arabia Saudita e Irán. Estimulada esencialmente por el entonces director del espionaje francés, el difunto Alexandre de Marenches, aquella organización tenía como objetivo completar secretamente las acciones de la CIA mediante la realización de otras operaciones anticomunistas en África, Asia Central y Medio Oriente –operaciones que escapaban a todo control del Congreso estadounidense.

Después, en 1978, Zbigniew Brzezinski –que no era miembro del Safari Club– implementó una forma de escapar al control del almirante Turner mediante la creación de una unidad especial de la Casa Blanca con Robert Gates, el actual secretario de Defensa, que era por aquel entonces un joven agente operacional de la CIA. Bajo la dirección de Brzezinski, oficiales de la CIA se aliaron a la agencia de inteligencia de Irán, la SAVAK, para enviar agentes islamistas a Afganistán, desestabilizando así aquel país de manera tal que aquello condujo a la invasión de Afganistán por parte de la Unión Soviética en 1980.

La siguiente década, que se caracterizó por la implicación secreta de la CIA en Afganistán, fue determinante en la transformación de aquel país en un vivero de cultivo de la amapola del opio, del tráfico de heroína y del islamismo yihadista.
Hay muy buenos libros sobre ese tema publicados hace algunos años–uno por Tim Weiner, el otro por John Prados. Pero, como se dirigieron a oficiales de la CIA que les mostraron sólo algunos documentos que acababan de ser desclasificados, esos autores no hablan de la droga en sus libros.

La conexión de los narcóticos es tan profunda que no se menciona en los documentos de la CIA que se han hecho públicos. Pera la cooperación de la CIA, dirigida por William Casey desde 1981, con el banco de la droga llamado Bank of Credit and Commerce International (BCCI) estimuló la creación en Afganistán de una inmensa narcoeconomía, cuyas consecuencias desestabilizadoras ayudan a explicar por qué hay soldados de la OTAN, afganos y pakistaníes muriendo diariamente en esos lugares [2].

El BCCI fue un enorme banco de lavado de fondos provenientes de la droga. Corrompía, con sus presupuestos y sus recursos, a políticos de primer plano en el mundo entero… presidentes, primeros ministros… Y una parte de ese dinero sucio –de eso no se habla mucho, pero es la realidad– llegaba a políticos en Estados Unidos, a políticos de los dos partidos, y esa es una de las principales razones que explican por qué nunca logramos que el Congreso abriera una investigación contra el BCCI. Hubo de hecho un informe del Senado, que fue publicado, firmado por un republicano, Hank Brown, y por un demócrata, John Kerry. Y Brown felicitó a Kerry por haber tenido el coraje de escribir aquel informe cuando tantas personas de su partido estaban vinculadas al BCCI.

Este banco fue un factor primordial en la creación de conexiones con gente como Gulbuddin Hekmatyar, probablemente el principal traficante de heroína del mundo entero en los años 1980. Se convirtió [Hekmatyar] en el principal beneficiario de la generosidad de la CIA, que se completó con una suma similar de dinero proveniente de Arabia Saudita. ¡Hay algo terriblemente nefasto en este tipo de situación!

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Nacido en Montreal en 1929, Peter Dale Scott es un ex diplomático, poeta y autor canadiense. Es también profesor emérito de Literatura Inglesa en la Universidad de Berkeley, estado de California. Es conocido por sus posiciones contra la guerra y por sus críticas sobre la política exterior de Estados Unidos. Peter Dale Scott es además un autor y analista político reconocido tanto por la crítica como por sus colegas, entre los que se encuentra su amigo Daniel Ellsberg, reconocido a su vez como «el hombre que hizo caer a Nixon».

Red Voltaire: En 1976, Jimmy Carter fue electo en base a un programa de reducción de los gastos militares y de distensión con la Unión Soviética, lo que en realidad no se concretó en los 4 años de su mandato. ¿Puede usted explicarnos por qué? ¿Será que su consejero de Seguridad Nacional, Zbigniew Brzezinski –a quien usted mencionó en su anterior respuesta– desempeñó algún papel en aquella política exterior, sensiblemente más agresiva que lo que se esperaba?

Peter Dale Scott: Los medios de difusión presentaban a Carter como un candidato populista, como un granjero sureño cultivador de maní. Pero la realidad profunda era que Carter había sido preparado para la presidencia por Wall Street, particularmente por la Comisión Trilateral, financiada a su vez por David Rockefeller y dirigida por Zbigniew Brzezinski.

Brzezinski, un polaco furiosamente antisoviético, se convirtió entonces en el consejero de Seguridad Nacional de Carter. Y desde el principio de aquel mandato [Brzezinski] interfirió continuamente al secretario de Estado Cyrus Vance para mantener una política una política exterior más vigorosamente antisoviética. En ese aspecto, Brzezinski actuó en contra de los objetivos planteados de la Comisión Trilateral, de la que el presidente Carter había sido miembro.

La idea subyacente de la Comisión Trilateral era una imagen más bien atrayente de un mundo multipolar en el que Estados Unidos hubiese desempeñado un papel de mediador entre el Segundo Mundo, o sea el bloque soviético, y el Tercer Mundo, que era lo que en aquel momento se designaba como los países subdesarrollados o menos desarrollados… Entre paréntesis, yo detesto esa expresión, porque viví en Tailandia y, en ciertos aspectos, ¡ellos están mucho más desarrollados que nosotros!

En resumen, al ser electo, Carter nombro como secretario de Estado a un verdadero trilateralista, Cyrus Vance, y tenía como consejero de Seguridad Nacional a Zbigniew Brzezinski, quien estaba decidido a utilizar el Estado profundo para hacerle a la Unión Soviética tanto daño como le fuera posible. Y la mayor parte de lo que se interpretó como los «éxitos» del régimen de Reagan claramente se inició en la época de Brzezinski.

Fue una renuncia total de aquello a lo que se había comprometido la Comisión Trilateral. El pobre Carter fue electo porque había prometido cortes en el presupuesto de Defensa y, antes de su salida [de la Casa Blanca], había metido al Departamento de Defensa en masivos aumentos presupuestarios que, una vez más, fueron asociados a Reagan aunque en realidad habían comenzado antes.

Por consiguiente, una masiva campaña tendiente a un aumento de los presupuestos de defensa –campaña discretamente realizada por ricos industriales del aparato militar que actuaban a través del Comité sobre el Peligro Presente– llevó la opinión pública estadounidense a fortalecer el esfuerzo de Brzezinski a favor de una presencia y de una política exterior estadounidenses más militantes, sobre todo en el Océano Índico.

Red Voltaire: Después de haber sido un hombre muy influyente con el presidente Gerald Ford, Dick Cheney –junto a su mentor Donald Rumsfeld y junto al vicepresidente George H. W. Bush– fue, a partir de la presidencia de Reagan, uno de los hombres claves del programa ultrasecreto de «Continuidad del Gobierno» (Continuity of Government, COG). ¿Puede usted explicarnos en qué consiste ese programa? ¿Ya se ha aplicado, aunque sea parcialmente?

Peter Dale Scott: Desde el comienzo de la presidencia de Reagan, en 1981, se creó un grupo secreto, fuera del gobierno regular, para trabajar sobre la llamada Continuidad del Gobierno («Continuity of Government» o COG) o, dicho de otra manera, en planes de la COG destinados a organizar la gestión del Estado en caso de urgencia nacional. Ese programa era inicialmente una extensión de planes preexistentes destinados a responder a un ataque nuclear que decapitara la dirección de Estados Unidos. Pero, antes del fin del mandato de Reagan, su orden ejecutiva número 12686 de 1988 modificó los términos [de dichos planes] para que cubrieran cualquier tipo de urgencia.

La COG es otra de las cosas que se asocian a Reagan, pero aquellos planes en realidad comenzaron en la época de Carter, aunque es posible que este último nunca haya estado al corriente de ello. En efecto, Carter creó la FEMA [la Agencia Federal de Manejo de Situaciones de Urgencia, siglas en inglés.], que históricamente siempre fue la estructura de planificación de la COG.

Lo que resulta bastante chocante es que aunque los planes de la COG son planes extremos, el Congreso no estaba al corriente de ellos en los años 1980. Sólo un pequeño grupo –en el que se encontraban Oliver North, Dick Cheney y Donald Rumsfeld– estaba encargado de trabajar en esos planes en virtud de una orden ejecutiva altamente secreta de Reagan emitida en 1981, como ya expliqué anteriormente.

La cuestión de la COG se mencionó públicamente por primera vez en 1987, durante las audiencias sobre el escándalo Irán-Contras, cuando un miembro del Congreso nombrado Jack Brooks le preguntó a Oliver North: «Coronel North, en el marco de su trabajo en el Consejo de Seguridad Nacional, ¿no le asignaron a usted en un momento dado la planificación de la continuidad del gobierno en caso de un desastre de envergadura?» Agregó el congresista Brooks: «Yo estaba particularmente preocupado, señor presidente, porque leí en varios diarios de Miami y en algunos más que había un plan elaborado, por esta misma agencia, un plan de contingencia en caso de urgencia que suspendería la Constitución de los Estados Unidos. Aquello me inquietó mucho y me pregunté si era un aspecto en el cual había trabajado él. Yo creo que así es y quería tener esa confirmación.»

El senador Inouye, director de aquella comisión investigadora del Congreso, le respondió con un poco de nerviosismo: «Con todo respeto, ¿puedo pedirle que no se toque ese tema en este momento? Si queremos abordarlo, estoy seguro que pueden hacerse arreglos para una sesión ejecutiva.» Está claro que las preguntas del congresista Brooks eran sobre la «Continuidad del Gobierno», y aquellos arreglos para la realización de una sesión ejecutiva nunca tuvieron lugar.

Cheney y Rumsfeld –dos figuras claves del programa de la COG– siguieron participando en esos planes y ejercicios, muy onerosos, a lo largo de dos décadas sucesivas, incluso en momentos en que, hacia fines de los años 1990, los dos eran directores de empresas privadas que nada tenían que ver con el gobierno. Se ha dicho que el nuevo blanco que sustituyó a la Unión Soviética fue el terrorismo, pero algunos periodistas han mencionado que desde principios de los años 1980 había importantes planes destinados a hacer frente al tipo de manifestaciones que, según la mentalidad de Oliver North y de otros como él, habían llevado a la derrota de Estados Unidos en Vietnam.

Nadie duda que los planes de la COG se hayan aplicado parcialmente durante el 11 de septiembre, paralelamente a un estado de urgencia proclamado oficialmente. Este último sigue aún en vigor al cabo de 9 años, a pesar de una ley posterior al Watergate que exige ya sea una aprobación o un cese de una urgencia nacional por parte del Congreso cada 6 meses. Los planes de la COG son un secreto celosamente guardado, pero en los años 1980 hubo informes que señalan que esos planes implicaban medidas de vigilancia y detenciones sin mandato, así como una militarización permanente del gobierno. En cierta medida, esos cambios claramente se aplicaron después del 11 de septiembre.

No hay manera de determinar cuántos cambios constitucionales ocurridos desde del 11 de septiembre pueden tener su origen en la planificación de la COG.
Sabemos, sin embargo, que nuevas medidas de aplicación de la COG fueron instauradas nuevamente en 2007, cuando el presidente Bush emitió la National Security Presidential Directive 51 (Directiva Presidencial de Seguridad Nacionale, o NSPD-51/HSPD-20). Esa directiva estipulaba lo que la FEMA posteriormente llamó «una nueva visión para garantizar la continuidad de nuestro gobierno», y fue seguida posteriormente por un nuevo National Continuity Policy Implementation Plan (Plan de Implementación de la Política de Continuidad Nacionale).

La NSPD-51 invalidó también la PDD 67, que era la directiva de la COG del decenio anterior elaborada por Richard Clarke, quien era por aquel entonces el «zar» del contraterrorismo en Estados Unidos desde la época de Clinton. En fin, la NSPD-51 hizo referencia a nuevos «anexos clasificados sobre la continuidad», señalando que deben «ser protegidos contra toda divulgación no autorizada».
Bajo la presión de algunos de sus electores que se habían movilizado a favor de la apertura de una verdadera investigación sobre el 11 de septiembre, el congresista Peter DeFazio, miembro de la Comisión sobre la Seguridad Interior, presentó dos pedidos para consultar esos anexos.

Su primer pedido fue rechazado. DeFazio presentó entonces un segundo pedido, mediante una carta firmada por el presidente de su Comisión. El pedido fue rechazado de nuevo. Una vez más, como ya dije en mi respuesta a la segunda pregunta de esta entrevista, esto parece indicar que el sistema constitucional de contrapoderes ya no se aplica en Estados Unidos y que los decretos secretos están ahora por encima de la legislación pública.

Red Voltaire: En La Route vers le Nouveau Désordre Mondial, usted afirma que la Comisión Nacional Investigadora sobre el 11 de septiembre –cuyos miembros fueron nombrados por el gabinete de George W. Bush y cuyo Informe Final fue redactado por el equipo del director ejecutivo Philip Zelikov– incurrió en repetidos engaños sobre el tema del 11 de septiembre, sobre todo en lo tocante a las actividades de Dick Cheney en aquella mañana. ¿Puede usted explicar a nuestros lectores ese aspecto en particular?

Peter Dale Scott: Inicialmente, George W. Bush se resistió a toda investigación sobre el 11 de septiembre, hasta que el Congreso impuso una Comisión Investigadora, en respuesta a una eficaz campaña de las familias de las victimas [3] Thomas Kean y Lee Hamilton, los dos directores de la Comisión, prometieron públicamente guiarse por las preguntas sin respuestas de las familias de las víctimas, como por ejemplo: saber quiénes eran realmente los presuntos secuestradores de los aviones y cómo fue que se derrumbaron 3 edificios del World Trade Center, cuando uno de ellos ni siquiera llegó a recibir el impacto de un avión.

Finalmente, esas preguntas, al igual que otras muchas interrogantes, ni siquiera llegaron a mencionarse. Asimismo, la Comisión recogió gran cantidad de testimonios contradictorios y, en muchas ocasiones, reescribió ciertos relatos. Bajo la estrecha supervisión de Philip Zelikow, el director de aquella Comisión quien por mucho tiempo había sido empleado del gobierno en cuestiones de seguridad nacional, el Informe de la Comisión sobre el 11 de Septiembre ignoró ciertas contradicciones y corrigió otras de una forma que fue cuestionada por numerosos críticos.

El Informe atribuyó la ausencia de respuestas [de la defensa estadounidense] de aquel día a un caos y a una ruptura sistémica, ignorando así otros testimonios de Cheney, según los cuales él desempeñó aquel día un papel preponderante. La Comisión ignoró igualmente importantes contradicciones y dudas sobre el testimonio que había prestado Cheney. Un tema crucial que la Comisión no investigó de manera explícita fue la aplicación de los planes de la COG [durante los hechos] el 11 de septiembre (p.555, nota 9).

Tampoco mencionó la comisión de estudios sobre el terrorismo de Cheney –reunida por decreto de Bush en mayo de 2001– que fue citada como fuente de origen de una orden del Comité de Jefes del Estado Mayor Conjunto [el JCS, según sus siglas en inglés] que databa del 1º de junio de 2001. Aquella orden modificó [u obstaculizó, haciéndolas inoperantes] las condiciones de intercepción de los aviones secuestrados por parte de la fuerzas aérea.

Para lograr su recuento restringido sobre la responsabilidad de Cheney [en lo sucedido] aquel día, la Comisión también restó importancia –y de manera flagrante– a varios recuentos de testigos oculares [que estaban] en completo desacuerdo con la cronología de la propia Comisión, particularmente los del director del contraterrorismo Richard Clarke y del secretario de Transportes Norman Norman Mineta.

Red Voltaire: Gran parte de La Route vers le Nouveau Désordre Mondial –un libro verdaderamente muy rico debido a la cantidad e importancia de los temas que aborda– trata sobre la geopolítica del petróleo, de la droga y del armamento y la manera como el Estado profundo estadounidense la maneja en Asia Central y en el Medio Oriente desde la época del presidente Carter. Sabiendo que la «guerra contra el terrorismo» perdura y se extiende hoy en más de 60 países –principalmente a través de operaciones secretas–, ¿cuáles son en su opinión los verdaderos orígenes y objetivos de esta?

Peter Dale Scott: Al principio de la «guerra contra el terrorismo» estaba muy claro que los consejeros estratégicos de los dos partidos, al igual que los grupos de reflexión (think tanks, en español tanques pensantes, son centros o institutos de propaganda y/o difusión de ideas políticas ) como el Council on Foreign Relations, estaban preocupados por la necesidad que según ellos tenía Estados Unidos de preservar su dominio histórico sobre los mercados petroleros mundiales. Produjeron documentos que apoyaban la idea de un incremento de la fuerza militar de Estados Unidos en la región del Golfo Pérsico, así como la idea de adoptar planes militares destinados, en particular, a ocuparse de Sadam Husein.

Hoy en día, la «guerra contra el terrorismo» ha seguido extendiéndose, y nos dicen que los militantes salafistas se han desplazado –como era de esperar– hacia nuevas regiones del mundo, sobre todo hacia Somalia y Yemen, para preparar sus represalias. La «guerra contra el terrorismo» se ha convertido por lo tanto en un ensayo para la actual doctrina estratégica de Estados Unidos tendiente a implantar un «dominio total» [«Full-spectrum dominance»], como fue definida en el importante informe del Pentágono titulado Joint Vision 2020, llamando entonces a garantizar «la capacidad de las fuerzas estadounidenses, operando solas o con el apoyo de los aliados, para derrotar a cualquier enemigo y controlar cualquier situación mediante la gama de operaciones militares [disponibles]».

Desde la Segunda Guerra Mundial cada una de esas escaladas ha sido conducida por un lobby de la Defensa financiado originalmente por el complejo militaro-industrial y actualmente por media docena de fundaciones de derecha que disponen de fondos ilimitados. Con el tiempo, su personal ha ido emigrando de grupo en grupo –el American Security Council, el Comité sobre el Peligro Presente, el Proyecto para el Nuevo Siglo Americano y, actualmente, el Center for Security Policy (CSP) [4]. Pero sus objetivos han ido ampliándose con el paso de los años yendo así de maximizar la presencia estadounidense hasta restringir las libertades individuales para impedir la reaparición de cualquier tipo de movimiento antiguerra en Estados Unidos. Yo abordo la expansión de esta facción del sector de la defensa en mi más reciente libro, American War Machine.

Esa agenda incluye cada vez más el maccarthysmo, por no decir el fascismo. Cierto número de grupos están alimentando una histeria islamófoba que recuerda la histeria anticomunista de los años 1950, llamando a una guerra aparentemente sin fin contra el Islam. Por ejemplo, el CSP [Centro para la Política de Seguridad, siglas en inglés. Ndt.] publicó recientemente un documento titulado Shariah, The Threat to America [5], en el que proclama que la sharia es «la amenaza totalitaria de nuestra época», con advertencias alarmistas sobre una «yihad infiltrada» y una «yihad demográfica».

Red Voltaire: Esa «guerra contra el terrorismo», cuyos verdaderos fundamentos y objetivos están lejos de ser expuestos explícitamente por los gobiernos de los países miembros de la OTAN, comenzó en Afganistán, en 2001. En ese Estado, poderosos señores de la guerra aliados a Estados Unidos en los años 1980 –en la época en que los muyahidines combatían a las tropas soviéticas– son actualmente destacados actores del conflicto en «AfPak», la entidad geopolítica que abarca Afganistán y Pakistán. Tomemos como ejemplo simbólico el caso de Gulbuddin Hekmatyar. La opinión pública de los diferentes países de la OTAN no parece darse realmente cuenta de quién es este señor Hekmatyar. ¿Puede usted proporcionarnos información sobre él? En su opinión, ¿cómo simboliza [Hekmatyar] el peligro que representa una política exterior estadounidense que, por falta de control legislativo y de visibilidad pública, ha provocado la explosión del tráfico de droga a nivel global?

Peter Dale Scott: Al disponer de pocos agentes leales en Afganistán, Estados Unidos decidió realizar su Operación Ciclón a través de los que estaban a la disposición de la Inter-Services Intelligence (ISI, los servicios secretos pakistaníes). Pakistán, temiendo a su vez a los reclamos de los verdaderos nacionalistas afganos que reivindican sus propios territorios fronterizos, dirigió el volumen de las ayudas provenientes de Estados Unidos y de Arabia Saudita hacia dos extremistas cuya base de apoyo en Afganistán era muy restringida: Abdul Rasul Sayyaf y Gulbuddin Hekmatyar.
Este último, miembro de la etnia pashtún y de la tribu Ghilzai, originario de norte no pashtún, fue entrenado inicialmente para la resistencia violenta bajo la dirección de los pakistaníes. Fue al parecer el único líder afgano que reconoció explícitamente la línea Durand que define la frontera entre Afganistán y Pakistán. Para compensar el apoyo que no tenían entre la población local, Sayyaf y Hekmatyar cultivaron y exportaron opiáceos de forma masiva en los años 1980, también con apoyo del ISI.

Fue por esa misma razón que los dos colaboraron con los muyahidines extranjeros –o sea, con los iniciadores de lo que hoy se ha dado en llamar al-Qaeda– que por entonces afluían hacia Afganistán, y Hekmatyar en particular parece haber desarrollado una estrecha relación con Osama Ben Laden. Aquella afluencia de fundamentalistas wahabitas y deobanditas trajo como importante consecuencia el debilitamiento de la versión tradicional sufista del Islam local.

Durante la campaña antisoviética, las fuerzas de Hekmatyar mataron cierta cantidad de personas que apoyaban a Ahmed Shah Masud, la principal amenaza para los planes de Hekmatyar –planes que contaban además con el apoyo del ISI– que consistían en dominar el Afganistán postsoviético. Después de la retirada de estos últimos, la CIA –actuando en contra de las recomendaciones del Departamento de Estado– utilizó también a Hekmatyar para impedir la constitución de un gobierno de reconciliación nacional, lo cual condujo a una guerra civil que provocó la muerte de miles de personas en los años 1990.

Desde la invasión de Estados Unidos contra Afganistán en 2001, Hekmatyar ha dirigido su propia facción de combatientes para obtener una retirada de las tropas de la OTAN, aunque parece más abierto que los talibanes en cuanto a integrarse a un gobierno de coalición dirigido por el actual presidente Hamid Karzai. En Washington, importantes funcionarios de la defensa –como Michael Vickers– todavía se refieren a la Operación Ciclón como «la acción clandestina más exitosa» en la historia de la CIA.

No parecen preocupados por el hecho que ese programa de la CIA haya contribuido a generar y a desencadenar algo como al-Qaeda –la nueva justificación postsoviética para los aumentos sin precedentes de los presupuestos de defensa– ni tampoco por haber conferido a Afganistán su actual papel de principal fuente mundial de heroína y hachís.

Red Voltaire: En conclusión, ante la situación financiera, económica, política, social e incluso moral existente en Estados Unidos, así como en numerosos países a través del mundo, ¿tiene usted confianza en el futuro? ¿Ve usted indicios estimulantes de una mayor influencia de lo que usted llama la «voluntad prevaleciente de los pueblos» en la toma de decisiones políticas, un proceso que es hoy por hoy más oligárquico que nunca?

Peter Dale Scott: Se dice que deberíamos ver cada crisis como una oportunidad. La crisis de Estados Unidos, que es también la del mundo, pudiera ser ciertamente la ocasión de introducir reformas de gran envergadura en los procesos del capitalismo de mercado que engendraron diferencias tan grandes entre los muy ricos y los muy pobres. Desgraciadamente, debido a esos procesos, las políticas tradicionales y los métodos de movilización se han hecho más ineficaces aún de lo que ya eran anteriormente.

En mi libro «La Route vers le Nouveau Désordre Mondial», yo defiendo el hecho que importantes cambios sociales son posibles cuando la opresión da lugar a la formación de una opinión pública unida –o de lo que yo llamo «la voluntad prevaleciente de los pueblos»– en oposición a esa opresión. Hago referencia a ejemplos como el movimiento por los derechos cívicos en el sur de Estados Unidos, o el movimiento polaco Solidarnosc.
Desarrollos tecnológicos como Internet han facilitado más que nunca la unión de las personas, tanto a nivel nacional como a nivel internacional. Pero la tecnología ha perfeccionado también los instrumentos autoritarios de vigilancia y represión, haciendo la movilización activista más difícil que antes. Por consiguiente, el futuro es muy incierto. Pudiera decirse que el sistema global actual está más inestable que nunca y que es posible que algún tipo de prueba de fuerza logre cambiarlo.

En todo caso, yo estoy convencido de que estamos viviendo un periodo particularmente estimulante. La juventud debe continuar uniéndose como siempre lo ha hecho a movimientos que aspiran al cambio social, y a crear nuevos espacios propicios al intercambio global. Y, por sobre todo, no hay ninguna excusa para la desesperación.

Red Voltaire: Le agradecemos sus esclarecedoras respuestas, profesor Scott. Le deseamos que su primer libro traducido al francés encuentre entre el público francófono el gran éxito que merece.